Capítulo 12

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¿Cómo era posible? ¿Qué hacía Alemania aquí? Sin pensarlo demasiado, me acerqué a él y lo abracé con fuerza, él me respondió el gesto

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¿Cómo era posible? ¿Qué hacía Alemania aquí? Sin pensarlo demasiado, me acerqué a él y lo abracé con fuerza, él me respondió el gesto. ¡Hace tanto que no lo veía!

Alemania fue mi último novio, nos separamos porque tuvo que irse a vivir a otro país por obligación de su padre.

Hace más de tres años que no sabía nada de él, y ahora está aquí.

Fue un gran amigo y novio para mí, después de él, no volví a conseguir algo serio.

— ¡No puedo creerlo! ¿Cómo estás? — Pregunté más que contento.

— Bien, llegué hace unos días de Londres a ver a mi madre y a mi hermana. — Me dijo y sonrió — ¿Y tú, qué es de tu vida?

— Pues, vivo con Australia , ¿Lo recuerdas? — Alemania asintió con una sonrisa — Y estoy trabajando.

Escuché como alguien se acomodaba la garganta. ¡Oh, casi lo olvido! Me di la vuelta y lo acerqué a nosotros.

Alemania miró a Rusia , y Rusia miró a Alemania, fue muy incómodo, ambos se estaban, por así decirlo, analizando.

— Él es Rusia , un... amigo. — Se lo presenté — Rusia , él es Alemania.

— Mucho gusto. — Dijo Alemania y tendió su mano.

— Igualmente. — Rusia le respondió el gesto.

Algo no estaba bien aquí, podía sentir la incomodidad en el aire, la tensión. Los miré a ambos.

— Mmh, bueno... — Empecé para romper el hielo — ¿Dónde te estás quedando?

— En casa de mi madre. Quise ir a un hotel, pero ya conoces lo sobreprotectora que es mamá. — Reí por lo bajo.

— Ella es agradable. — Le sonreí.

— Lo sé. — Sonrió igual.

— Bueno, me alegro de que estés bien y de volver a verte.

— Lo mismo digo. Si no te molesta, ¿Podrías darme tu teléfono? Así no perdemos el contacto.

— Oh, claro que sí. — Sacó su celular y anotó el número que le dicté — Listo. Llámame y hablamos.

— Claro, bonito. Adiós — Se acercó a mí para besar mi mejilla, pero entonces se alejó rápido.

Se quejó por lo bajo.

— ¿Pasa algo malo?

— No, es solo que sentí una punzada en el estómago.

Una punzada... no creo que...

Miré de reojo a Rusia y él me sonrió levemente, algo maquiavélico, sabía que dudaba de él.

¡Oh, será tramposo!

— ¿Estás bien?

— Sí, sí. Te llamó hoy en la tarde o noche.

— Está bien, estaré esperando.

— De acuerdo, bye. — Sacudí mi mano y él se fue.

Sin poder creerlo giré hacia Rusia , él clavo su seria mirada en mí.

Lo mire fijo, desafiante, intentado intimidarlo, pero solo conseguí que él me intimidara a mí, como siempre.

— ¿Por qué hiciste eso? — Reproché.

— ¿Quién es él? — Arqueé una de mis cejas y lo miré bien.

— ¿Por qué? ¿Celoso?

— ¿Quién es él? — Repitió la pregunta, pero más despacio, más amenazante.

— Alemania, fue mi último novio oficial, hace más de tres años que se fue y no lo veo desde entonces. Nada importante, ¿Contento?

— ¿Por qué le diste tu número?

— ¿Qué es esto? ¿Un interrogatorio de novio molesto? — Rusia se acercó desafiante a mí.

— Creo que no estás en condiciones de ignorar mis preguntas. — Estaba tan serio.

— Vamos, diablito, no te tengo miedo. — Arqueó una de sus cejas.

— Podría hacerte lo que yo quiera. — Reí burlón con lo que dijo.

— ¿Ah, sí? Pues fíjate que no, no puedes hacerme el amor. — Lo vi levantar una de las comisuras de sus labios, le di donde más le duele.

— No, pero puedo matarte.

— No serías capaz.

— ¿Por qué estás tan seguro? — Me preguntó, y en verdad no estaba seguro de contestar a eso. Lo miré fijamente a los ojos, me tomé mi tiempo en contemplarlos y allí encontré mi respuesta, en sus ojos.

— Porque nunca nadie me ha mirado como tú lo haces. — Dije tímido, en casi un susurro.

— ¿Ni él? — Dijo refiriéndose a Alemania.

— Ni él, ni nadie. Solamente tú. — Posé mi mirada su boca y tragué saliva, solo necesito probarlos, tenerlos, por lo menos medio segundo y habré saciado ese maldito deseo que me carcome por sentirlos — ¿Por qué le hiciste eso a Alemania? Así no vas a demostrar que tienes algo bueno dentro. — Pregunté al salir de mi trance.

— Solo estaba probando si es que el poder aún está en mí, y gracias a Dios si lo está. ¡Gracias Barba! — Dijo elevando la voz en la última frase.

— Pues para mí fue porque estás celoso. — Dije y bajé la mirada.

— Pues, ten por hecho que sí, fue por celos, y si no hubiese tenido el poder, le hubiera pegado con el puño. — Me dijo sonriente.

— Uy, eres tan malo. — Dije divertido a son de broma, pero ni bien terminé de decirlo me arrepentí, se podía ver aflicción en su rostro.

— ¿Cómo haremos para encontrar algo bueno en mí?

— Solo debemos... debemos hacer cosas que por lo general nunca haces, y ponerte a prueba y... no lo sé. — Dije divertido, provocando que Rusia sonriera.

— Ya encontré algo bueno dentro de mí. — Lo miré sorprendido.

— ¿Enserio? ¿Qué cosa? Dime. — Pregunté entusiasmado.

 — Pregunté entusiasmado

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Q.V.M.A.A.D (RusAme)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora