¿Cómo era posible? ¿Qué hacía Alemania aquí? Sin pensarlo demasiado, me acerqué a él y lo abracé con fuerza, él me respondió el gesto. ¡Hace tanto que no lo veía!
Alemania fue mi último novio, nos separamos porque tuvo que irse a vivir a otro país por obligación de su padre.
Hace más de tres años que no sabía nada de él, y ahora está aquí.
Fue un gran amigo y novio para mí, después de él, no volví a conseguir algo serio.
— ¡No puedo creerlo! ¿Cómo estás? — Pregunté más que contento.
— Bien, llegué hace unos días de Londres a ver a mi madre y a mi hermana. — Me dijo y sonrió — ¿Y tú, qué es de tu vida?
— Pues, vivo con Australia , ¿Lo recuerdas? — Alemania asintió con una sonrisa — Y estoy trabajando.
Escuché como alguien se acomodaba la garganta. ¡Oh, casi lo olvido! Me di la vuelta y lo acerqué a nosotros.
Alemania miró a Rusia , y Rusia miró a Alemania, fue muy incómodo, ambos se estaban, por así decirlo, analizando.
— Él es Rusia , un... amigo. — Se lo presenté — Rusia , él es Alemania.
— Mucho gusto. — Dijo Alemania y tendió su mano.
— Igualmente. — Rusia le respondió el gesto.
Algo no estaba bien aquí, podía sentir la incomodidad en el aire, la tensión. Los miré a ambos.
— Mmh, bueno... — Empecé para romper el hielo — ¿Dónde te estás quedando?
— En casa de mi madre. Quise ir a un hotel, pero ya conoces lo sobreprotectora que es mamá. — Reí por lo bajo.
— Ella es agradable. — Le sonreí.
— Lo sé. — Sonrió igual.
— Bueno, me alegro de que estés bien y de volver a verte.
— Lo mismo digo. Si no te molesta, ¿Podrías darme tu teléfono? Así no perdemos el contacto.
— Oh, claro que sí. — Sacó su celular y anotó el número que le dicté — Listo. Llámame y hablamos.
— Claro, bonito. Adiós — Se acercó a mí para besar mi mejilla, pero entonces se alejó rápido.
Se quejó por lo bajo.
— ¿Pasa algo malo?
— No, es solo que sentí una punzada en el estómago.
Una punzada... no creo que...
Miré de reojo a Rusia y él me sonrió levemente, algo maquiavélico, sabía que dudaba de él.
¡Oh, será tramposo!
— ¿Estás bien?
— Sí, sí. Te llamó hoy en la tarde o noche.
— Está bien, estaré esperando.
— De acuerdo, bye. — Sacudí mi mano y él se fue.
Sin poder creerlo giré hacia Rusia , él clavo su seria mirada en mí.
Lo mire fijo, desafiante, intentado intimidarlo, pero solo conseguí que él me intimidara a mí, como siempre.
— ¿Por qué hiciste eso? — Reproché.
— ¿Quién es él? — Arqueé una de mis cejas y lo miré bien.
— ¿Por qué? ¿Celoso?
— ¿Quién es él? — Repitió la pregunta, pero más despacio, más amenazante.
— Alemania, fue mi último novio oficial, hace más de tres años que se fue y no lo veo desde entonces. Nada importante, ¿Contento?
— ¿Por qué le diste tu número?
— ¿Qué es esto? ¿Un interrogatorio de novio molesto? — Rusia se acercó desafiante a mí.
— Creo que no estás en condiciones de ignorar mis preguntas. — Estaba tan serio.
— Vamos, diablito, no te tengo miedo. — Arqueó una de sus cejas.
— Podría hacerte lo que yo quiera. — Reí burlón con lo que dijo.
— ¿Ah, sí? Pues fíjate que no, no puedes hacerme el amor. — Lo vi levantar una de las comisuras de sus labios, le di donde más le duele.
— No, pero puedo matarte.
— No serías capaz.
— ¿Por qué estás tan seguro? — Me preguntó, y en verdad no estaba seguro de contestar a eso. Lo miré fijamente a los ojos, me tomé mi tiempo en contemplarlos y allí encontré mi respuesta, en sus ojos.
— Porque nunca nadie me ha mirado como tú lo haces. — Dije tímido, en casi un susurro.
— ¿Ni él? — Dijo refiriéndose a Alemania.
— Ni él, ni nadie. Solamente tú. — Posé mi mirada su boca y tragué saliva, solo necesito probarlos, tenerlos, por lo menos medio segundo y habré saciado ese maldito deseo que me carcome por sentirlos — ¿Por qué le hiciste eso a Alemania? Así no vas a demostrar que tienes algo bueno dentro. — Pregunté al salir de mi trance.
— Solo estaba probando si es que el poder aún está en mí, y gracias a Dios si lo está. ¡Gracias Barba! — Dijo elevando la voz en la última frase.
— Pues para mí fue porque estás celoso. — Dije y bajé la mirada.
— Pues, ten por hecho que sí, fue por celos, y si no hubiese tenido el poder, le hubiera pegado con el puño. — Me dijo sonriente.
— Uy, eres tan malo. — Dije divertido a son de broma, pero ni bien terminé de decirlo me arrepentí, se podía ver aflicción en su rostro.
— ¿Cómo haremos para encontrar algo bueno en mí?
— Solo debemos... debemos hacer cosas que por lo general nunca haces, y ponerte a prueba y... no lo sé. — Dije divertido, provocando que Rusia sonriera.
— Ya encontré algo bueno dentro de mí. — Lo miré sorprendido.
— ¿Enserio? ¿Qué cosa? Dime. — Pregunté entusiasmado.
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Q.V.M.A.A.D (RusAme)
FanficQuiero venderle mi alma al Diablo. ¿Nunca pensaron en venderle su alma al Diablo por conseguir todo lo que quieren en la vida? Yo sí, lo pensé y lo hice. Pero, ¿Qué pasa cuando te terminas enamorando de él? No sólo se lleva tu alma, sino que tu co...