COME BACK HOME (Oliver Aiku × OC) [Blue Lock]

mood for love

Cuando abrí los ojos, los rayos del sol casi me dejaron ciego. No sabía cómo había podido quedarme dormido con tanta luz entrando por la ventana y dándome de lleno en la cara. Me encontraba desnudo, tumbado en una cama que no era mía y entonces supe que lo que había pasado no había sido un sueño erótico ni nada por el estilo. Sonreí de felicidad y busqué con mi mano a la otra persona que se suponía que había dormido conmigo, pero no encontré a nadie, ni nada en general. Estaba solo.

- ¿Eh?- me erguí y efectivamente, Hayami no estaba.

Era sábado, no podía tener trabajo, ¿o sí? Me levanté como pude, totalmente adormilado y me coloqué mi ropa interior. Escuché unos ruidos provenientes de fuera, la puerta estaba entre abierta, quizás se levantó antes porque tenía hambre o algo. Así que me encaminé a la cocina, ya que se escuchaba como vajilla chocando entre sí. Crucé el pasillo rascándome la panza y bostezando.

Hayami estaba sentada en la mesa de la cocina, tomando un café al parecer y su abuela, que estaba lavando unos platos, se volteó a verme cuando sintió mi presencia. Espera, ¿qué?

- Llevo 6 años sin verte y te presentas en ropa interior. Aunque tampoco me importa, eh, ¿pasaste buena noche?- Chae In sonreía pícara y su nieta se tapaba la cara.

Yo me quedé parado y sentía mi cara arder. Chae In se secó las manos y se acercaba a mí, yo ahí reaccioné.

- Lo siento, lo siento. Chae In, yo no quería, perdón. Me voy a vestir.- dije nervioso y me dio una palmada en la espalda, algo graciosa.

- Un cuerpo así no molesta a nadie, yo ya sé cómo es un cuerpo masculino y parece que mi nieta, también. Luce lo que Dios te ha dado, hijo.- pasaba sus manos por mi tatuaje y yo no podía mirarla, ni mi madre me había visto así.- Uy, ¿esto es de verdad?

- ¡Abuela!- gritaba Hayami con su cara colorada.

La miré a los ojos y ella a mí, estaba muy linda, con su pelo enmarañado y restos de maquillaje en su rostro. Sin poderlo resistir, sonreí, como nunca antes lo hice y ella pareció notarlo. Una felicidad estable y pura, ¿mariposas en el estómago? Demasiado poco, yo ya con ella sentía toda la selva por todo mi cuerpo.

- Ay, ¿para cuándo la boda? A ser posible antes de que me muera.- su abuela sonreía entrecerrando los ojos, parecía pasárselo bastante bien molestándonos. Tal y como la recordaba.

- Abuela… Para…- Hayami pegaba sorbos de su bebida y evitó mirarnos.

- Bueno, bueno, pero al menos ir a ducharse que oléis a cosas indecentes.- volvió a ir hasta el fregadero, haciendo que la chica se atragantara con sus palabras.- Oliver, ¿puedes ayudarla? O al menos estar pendiente, se puede caer en el baño.

Yo asentí y ayudé a Hayami a levantarse de la silla, aunque se quejaba. La ayudé a desvestirse cuando llegamos al baño, sólo llevaba su ropa interior de anoche y una camiseta blanca, grande y larga. Me dijo que su abuela ya estaba muy vieja como para lavarla, así que llamaba a su misma cuidadora para que lo hiciera o si no, se metía en la ducha con las muletas y una silla, pero tardaba una eternidad.

- ¿Por qué te pones así de tímida? Ya te vi todo lo que te tenía que ver, anoche.- ella apartaba su mirada y temblaba nerviosa, cuando la dejé sin nada.- Aunque te seguiría mirando toda la vida, porque eres preciosa.

- Cállate, Aiku.- me quité mis calzones y alzándola por la cintura, la metí debajo del agua cuando ya estaba caliente.

La abracé por detrás, sujetándola mientras dejaba el agua correr por nuestros cuerpos, metí mi cara en el hueco de su cuello y aspiré el aroma de su aura. Ambos no sentíamos nada más que puro amor, queríamos incluso estar más cerca aunque no se pudiese, fusionarnos en uno sólo para siempre.

Empecé a pasar el jabón de lavanda por su piel, despacio y gentil, sin obviamente, dejar de sujetarla. Agradecía la confianza que ponía en mí para todo aquello y no la iba a decepcionar. Cuando pasaba la esponja por sus zonas íntimas, sentía que se estremecía, me gustaba aunque no fuese mi intención ponerla así. Ella se quería dar la vuelta y eso hice, la sujetaba por las caderas mientras ella enjabonada mi cuerpo con delicadeza. Nos reímos cuando tuve que agacharme mucho para que llegase a mi cabeza.

Nos empezamos a besar cuando decidimos quitarnos la espuma. Y aparte del sabor a jabón, sus labios mojados se sentían muy bien. Igual nos secamos, todo bastante despacio, casi nos llevamos dos horas en ese baño. Bromeé con pagarle la factura del agua.

Su abuela, como siempre, me invitó a comer y no me pude quejar, tenía kimchi y lo quería probar de nuevo. Tal y como me dijo ella hace tiempo, el sabor de esta comida era para adultos. Me tuve que poner una camisa antigua del abuelo, ya que la mía estaba destrozada de la salvajada que hice en la noche, lo siento Gucci.

- Quiero que os vengáis ambas a Roma, a vivir conmigo.- ambas dejaron caer sus cubiertos y me miraron con la boca abierta.- No sé si lo que dijiste ayer de venirte conmigo iba en serio o no, pero si sí, no pienso que dejes a Chae In aquí sola.

Hayami no sabía qué contestar, seguramente no le había dicho nada de eso a su abuela y ya se estaba poniendo nerviosa.

- A mí siempre me gustó mucho la pizza y la pasta.- dijo Chae para quitar peso al asunto y yo no pude evitar reírme.- No he salido de Japón en cuarenta años, ya me toca, ¿no? Aunque tenga que morir en Roma. Una tumba en el Mediterráneo, qué romántico.

- ¡Abuela!- Hayami fruncía el ceño.

- Aunque yo quiero una casa para mí sola, eso de vivir juntos nada, sois jóvenes y tenéis vuestras necesidades, no quiero molestaros.- negaba con la cabeza.

- Entonces pillaré un adosado.- bromeé junto a ella, mientras nuestra Hayami se ponía más y más colorada.

Seguimos así por toda la tarde, planeando cosas y riéndonos de la nerviosa de Hayami. Como en los viejos tiempos. Como siempre lo soñé. Porque el tiempo nos hace cambiar y ciertos sucesos en la vida también, pero a veces, cosas tan simples como las verdaderas amistades y el verdadero amor, permanecen exactamente igual. Por toda la eternidad. 

fin

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