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Disclaimer: Naruto y sus personajes no son de mi propiedad. La historia es de mi autoría.

Nota IMPORTANTE: El capitulo anterior ha sido modificado y corregido. Para mayor comodidad sugiero que le den una lectura rápida antes.

Agradecimientos especiales a: Regina Alba Blosson, gracias por tus palabras y tus concejos.

Ahora si... a Leer.

Kurenai le gruño de forma amenazante a la pequeña hembra que curaba sus heridas

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Kurenai le gruño de forma amenazante a la pequeña hembra que curaba sus heridas. Su mente era un remolino enfurecido como para tener que soportar las manos de una hembra que le desagradaba. Recordar porque estaba tan herida la hizo enfurecer; aun le costaba asimilar que esa patética bastarda la había dañado hasta ese punto. Todavía sentía la cabeza fracturada y varios de sus órganos internos dañados. Gimió sonoramente cuando una mano se coló por debajo de la bata que llevaba para aplicarle un ungüento que aliviaría el dolor de sus heridas.

-Hazlo bien o déjame en paz, inútil – Hatsune le gruño, enseñándole los colmillos. Alisto su brazo para darle un zarpazo, pero sus costillas protestaron cuando realizo un leve movimiento –

- Ni siquiera te atrevas – En un acto de total traición la castaña la empujo, golpeando su maltrecho cuerpo contra una de las vigas de la cabaña – Fuera de aquí, Sota tiene que aguantar esta mierda porque eres la perra que lo pario ¡Pero yo no! ¡Fuera! – Kurenai intento levantarse, dispuesta a enseñarle una lección, sin embargo, sus piernas fallaron cayendo estrepitosamente contra el suelo – Que patética – Se burlo y, por mucho que intento arremeter contra ella para arrancarle la garganta con sus propios dientes, ni siquiera pudo sostenerse –

- ¿C-Como te atreves? – Poso un brazo debajo de sus senos, segura de que esa insignificante hembra le había roto las costillas que ya habían sanado – ¿Acaso se te olvida quien soy yo? –

- ¿Quién eres tú? Hinata ocupa tu lugar ahora – La mención de la bastarda hizo que su loba despertara, estaba a media trasformación y a solo centímetros de la garganta de su rival, quien se quedó paralizada del miedo, cuando unos brazos de acero se cerraron alrededor de su cuello –

- Te lo advertí Kurenai – Sota gruño, apretó tanto el agarre que ella sintió como se quedaba sin respiración – Jamás permitiré que lastimes a mi compañera –

- S-Sota – Gimoteo, incapaz de creer lo que estaba sucediendo – ¡Suéltame! ¡Eres incapaz de matarme! – Creyó que Sota retrocedería, no obstante, sus brazos se apretaron más, trancando definitivamente el paso de oxígeno – ¡Solo yo sé dónde está! – Grito esto último, segura de que moriría en los brazos de su primogénito. Sota pareció dudarlo, la torturo unos segundos más antes de soltarla. Kurenai lucho por respirar, sintiéndose bastante agradecida de sentir en aire en los pulmones otra vez. Antes las heridas eran insignificantes porque la sangre de Hiashi solía curarla rápidamente, pero ahora, con lo disgustado que estaba, dudaba mucho que quisiera servir como su donador –

Luna Mía ¡MIA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora