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Naruto soltó un pequeño aullido cuando el interior de su hembra lo acogió nuevamente

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Naruto soltó un pequeño aullido cuando el interior de su hembra lo acogió nuevamente. Estar profundamente enterrado en Hinata era su nueva adicción. El coño de su compañera se sentía caliente, húmedo y estrecho. Un paraíso terrenal, exclusivo, de su polla. Debajo de él, totalmente dominada, Hinata gemía contra las almohadas. La sentía temblar con cada embestida y el cuerpo femenino se derretía en sus brazos cuando arremetía contra ella aplicando un poco más de fuerza.

Sintió como sus propias encías se inflamaban, una clara señal de lo que sus más bajos instintos le exigían. Tuvo que hacer acopio de toda su voluntad para no clavar sus colmillos en la parte blanda del hombro femenino. Esa misma tarde habían discutido por lo mismo. Hinata no quería llevar su marca y eso lo enfurecía de sobremanera. La discusión había terminado con él cayendo como idiota en sus encantos femeninos. Ella prefería no hablar del tema ofreciéndole su cuerpo abiertamente, sin restricciones y eso era mucho para su libido.

Salió de sus pensamientos cuando el interior femenino empezó a convulsionar a su alrededor. Hinata levanto su trasero, hundiéndolo con más fuerza y eso fue todo. Sus bolas se contrajeron anunciando una potente liberación. Tuvo que caer de medio lado para no aplastarla con su cuerpo. Le había costado mucho contener el fuerte gruñido que quería brotar de su garganta.

No podía olvidar que tres niños dormían en una habitación cercana y lo último que quería era interrumpirles el descanso-y que se levantaran malhumorados buscando la atención de su hembra- Había decidido que ella le pertenecería exclusivamente en las noches.

- ¿Naruto? - Susurro suavemente- ¿Crees que sea normal? - Él dudo un poco, no quería preocuparla, pero también sentía un poco de miedo. Le abrazo tratando de disipar el hedor agridulce que había empezado a desprender. Hizo el amago de salir de su interior, pero las garras de Hinata se enterraron levemente en sus caderas. Eso era lo que la inquietaba. El calor se estaba haciendo cada vez más fuerte, a tal punto que cada vez que llegaban juntos al clímax, el interior femenino se inflamaba y podía jurar que su polla se engrosaba unos centímetros, al menos en la base. Tenían que esperar un par de minutos para separarse y eso era tiempo suficiente para despertarle el apetito sexual a ambos. Llevaban así toda la noche, parecía un ciclo interminable.

- Tengo una teoría- Susurro contra sus cabellos– ¿Has visto como se reproducen los perros? – La reacción de Hinata no se hizo esperar-

- ¡No somos perros! - -

-Tal vez no, pero compartimos los mismos ancestros-Razono-

-Nunca antes nos quedamos "pegados"- Naruto soltó una risa entre dientes que lo único que hizo fue avivar la furia de su compañera-

-Lo sé, lo sé, pero no se puede evitar- Tomo una de sus piernas indicándole como debía permanecer- A menos que quieras parar- Mordió lentamente su oreja. Salió unos cuantos centímetros y volvió a empujar con sumo cuidado. No quería lastimarla de ninguna manera-

Luna Mía ¡MIA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora