PRETENDIENDO ENAMORTARTE (+15)

CAPITULO 33

ROSALIE

Cuando la confianza desaparece entre dos personas, ya no vuelves a creer en las mismas palabras, dejas de creer en las promesas, porque sabes que ya no tienen el mismo significado que al principio. Poco a poco comienzas a llenarte de dudas, de temor a resultar herida.

¿Alguna vez han tenido esa sensación de estar de pie en frente de la persona que más aman, pero ya no pueden buscar refugio en ella porque esa misma persona es quién los está lastimando?

Con frecuencia aparecen recuerdos de él en mi mente, recordar su presencia dolía. Recordar cada mirada, cada sonrisa y cada momento juntos solo hacia que mi corazón se apretara, porque muy en el fondo existe esa pequeña conexión en ambos. Esa chispa que encendía nuestros corazones cada vez que nos tocábamos.

Pero finalmente entendí que quizás eso solo provenía de mí.

Que Jair jamás tuvo sentimientos por mí, pero aún así alimentó la chispa.

Sincero sincera, lo venia venir. Sabía que de alguna forma la burbuja que me rodeaba algún día se rompería y volvería a ser la misma chica de la que todos se burlaban. Pero no esperaba que él fuera el responsable, no pensé que él sería quién cruzaría esa línea.

Levanté mi cabeza de la almohada al escuchar la patrulla de William estacionarse, saqué mis zapatillas que se encontraban debajo de mi cama y bajé. No me molesté en peinar mi cabello o en revisar mi rostro, puse la cena recién recalentada sobre la mesa y esperé que él cruzara el umbral de la casa.

William colgó su chaqueta en el perchero y camino hasta al baño para lavarse las manos.

Escuche los sigilosos pasos de Jack bajando las escaleras, asegurándose de que todo se encontrara en orden. Sus ojos se posaron en mi rostro y me observó, pero no fui capaz de devolverle la mirada.

Serví lo que quedaba de gaseosa y me senté frente a Jack. No voltee a mirar a aquel hombre que tanto odiaba, escuché como masticaba ruidosamente hasta que finalmente decidió hablar.

—Haré un reemplazo en la cuidad más cercana—dijo antes de beber—Aún no hay un estimativo de tiempo por el cual deba ir, pero me aseguraré de que ustedes dos se mantengan aquí, en casa.

Seguí comiendo en silencio

—Mi compañero de trabajo vendrá día por medio a asegurarse de que estén aquí. De todas formas, he hecho las compras para que no tengan que ir a la cuidad—dijo mirándome, sabía que miraba mi rostro enrojecido y mis ojos llorosos, pero aún así pareció no importarle.

—Es un extraño—murmuré.

Jack me miró como si hubiese metido la pata.

—Lo conocen. Es Peter, es de mi total confianza—dijo William dando por cerrada la conversación.

Tragué con dificultad el trozo de verduras que había en mi plato, contuve las lágrimas que parecían a punto de estallar. Odiaba estar aquí, lo odiaba a él, odiaba que Jair me hubiera mentido, odiaba que me afectara tanto.

William me ignoró el resto de la cena y se centro en entablar un poco de conversación con Jack. Al terminar, tiró su servilleta al piso y se marchó escaleras arriba, dejando todo su desorden aquí.

Tomé los estúpidos platos con las manos temblorosas con toda la intención de estrellarlos contra la pared, sentí mi corazón latir con fuerza, listo para salir de mi cuerpo.

—¿Estás bien? —oí a Jack, él se acercó despacio y rodeó mi cintura con sus brazos, apoyando su pequeña cabellera rubia en mi estómago.

Asentí, sacando su gorro de lana de su cabeza.