Ella es única. Ella está enamorada, no precisamente de una persona, sino de la naturaleza, de las palabras, de los movimientos frágiles... Respira pureza, se alimenta de los libros, y se enamora de historias. Ella solo quiere correr en el campo tan fuerte que en algún momento eche a volar. Ella desea con todo su ser pegar un salto y aterrizar en los 80, cuando la gente quedaba con sus amigos para montar en bici y zarpar al amanecer charlando del nuevo reproductor de vinilo de alguno de sus amigos. Ella se pasaría horas hablando sola, riendo de sus propios chistes y revolviéndose de la risa por pensar que está loca. Ella adora el mar tanto como el aire que respira y pasea por la orilla de la playa como si caminara por su casa: con los pies descalzos y una sonrisa de oreja a oreja. Ella lee historias sobre amor, deseando que algún día pueda escribir la suya propia, diferente a las demás. Ella tiene grandes expectativas pero le azota la realidad cuando pone los pies sobre la tierra. Ella es delicada como una flor, de carácter fuerte como una roca y elegante como una pluma.
Ella era así.
O al menos era así como él la describía.
¿Y él?
Él la adoraba, quería ser como ella. Y ella le enseñó. Él vivió por ella. Y fue ella quien le enseñó a hacerlo.
Esta historia no trata de ella.
Esta historia no trata de él.
Esta historia trata de ellos.
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Como Sol y Luna
RandomEsta historia no trata de ella. Esta historia no trata de él. Esta historia trata de ellos. De él que aprende ella, de ella que le enseña a él. De una rarita y de un superficial. De como de rápido sus vidas se unen y lo pronto que se separan. De un...