Valentin.
Llegamos a mi casa, cuidando de no hacer ruido para no despertar a Maia.
Ella se dedicaba a ver los detalles de la casa, aunque realmente no tenía muchos, era sencilla y blanca por dentro, Maia decía que era para que tuviera mejor iluminación.
No tenía muchos muebles, lo único que sobresalía era el estante con libros y las fotos de Manu y yo cuando teníamos tres años, tal vez menos.
—Bueno, te llevo a mi pieza y vos te acomodas, yo voy a dormir en el sillón así no te sentís incómoda. Si alguien abre la puerta de la nada es mi hermano, Manu, capaz se va a disculpar por la cagada que se mandó pero le decís que estoy abajo—mantuvo un silencio de un minuto tal vez.
Subimos lentamente las escaleras para no despertar a nadie. Y una vez llegamos a mi pieza ella se quedó parada al centro de la habitación.
—Emm ¿tu hermano está?— la veía dudosa y nerviosa—¿queres dormir conmigo? T-tipo, no tengo problema solo no te pegues tanto a mi cuerpo— fruncí el ceño
—La cama es de una plaza, no entramos los dos— sonreí— pero vos tranqui, mi hermano podrá ser un pelotudo y no me lo podré bancar pero sé que no te hará daño.— asintió
—Bueno— dijo cabizbaja
—¿Queres que duerma acá? Puedo dormir en el piso— asintió elevando su cabeza hasta que sus ojos y mis ojos se encontraron.
Podría jurar que esconde algo, o tal vez muchas cosas. Como dije, fue muy reservada, no cruzamos muchas palabras pero me ponía contento que al menos estaba sintiéndose mas en confianza como para que diga que duerma con ella.
En la cama podíamos entrar los dos, sí. Pero tendríamos que pegarnos, y ella quería su espacio.
—Valentin— reí y ella miró confusa
—Decime Valen, Valentin me dice mi vieja cuando me reta—sonrió
—Pero así te llamas, gil. Es como si me dijeran— su nombre era demasiado corto y no podría tener algún diminutivo, al menos no se me ocurría alguno.— bueno no hay, Valen— dijo remarcando mi apodo al último para darme a entender que había comprendido.
Pude notar que su cara de culo había desaparecido desde que caminamos hasta mi casa. Había sido sustituida por una de nervios y preocupación.
—¿que ibas a decir?— pregunté
—Me olvidé— sonreí— es que no tenías que interrumpirme, eso se deja para el final, tonto.
—Tomá, ropa, y una toalla. El baño está ahí y tomate el tiempo que necesites, la canilla izquierda es de el agua caliente y la derecha es la fría— dije mientras señalaba la puerta del baño, por suerte, tenía baño propio en mi pieza, así que no tenía que salir de acá.
Entró al baño y cerró la puerta con la traba puesta. Me senté al borde de la cama para contestar algunos mensajes.
<< No sabes lo q me pasó>>
Le mandé el mensaje a Wawa y respondió al instante.
<<Vos haces eso d nuevo y te cago a piñas eh, me tenías preocupada, estaba x salir a tu casa a ver como estabas>>
Sonreí, Wawa se pensaba que era mi vieja y me retaba cada que hacía algo que le preocupara.
<<Uh, para ¿quien sos? Mi vieja?>>
Contesté riendo, aunque ella no pudiera verme, me conocía lo suficiente como para saber cada uno de mis movimientos. Apuesto que se estaba cagando de risa de mi mensaje.
