Estaba tan nerviosa que creí que me desmayaría, había aceptado irme y dejar todo lo que he construido —No es mucho, si me lo preguntan—¡¿Qué te pasa por la cabeza estúpida?! ¿Me voy ir como si nada? Sé que mi trabajo era una porquería y Peter era un imbécil, pero este era mi lugar y era todo lo que tenía. Pensé seriamente llamar a Emily y decir que todo fue en un ataque impulsivo, no pensé que en las consecuencias de mis acciones.
Quizás si voy ahora a la tienda y me disculpo con Peter, me devolverá mi trabajo. Todo volvería a la normalidad y no me preocuparía por todo esto ¿No? Si, sera lo mejor. Le dire a Emily que cometí un error y que no iré.
Cuanto tuve en mis manos el celular, sentí un retumbar en mi cabeza ¿Estas segura? Había incertidumbre de que me pasaría si me quedaba, ya no tenía un empleo y pronto perdería mi hogar. Nada era seguro, sentía como colgaba de una cuerda floja y que en un paso en falso caería al vació.
Tengo que dejar ser una maldita cobarde y tomar a la vida por los cuernos de una vez. No podía seguir huyendo de mis responsabilidades, no más.
Me había decidido, marque el número de Emily—¿Alo?
—Emily ¿Cómo estás? —Pregunte nerviosa—¿Todo bien?
—Estoy perfecta, preparo todo para tu llegada. Estoy muy emocionada—Agrego muy feliz, de fondo se escuchaban algunos ruidos de ollas y cosas de ese estilo—¡Te va encantar! Es un lugar precioso, Amy esta tan feliz de que vengas.
—Sí, yo también —Intente sonar más emocionada que preocupada, pero me era algo complicado.
—Ella dice que estaría muy contenta de que compartieran habitación, pero yo planeaba conseguirte tu propio espacio—Comento feliz y llena de alegría, pero algo en su voz era diferente— Estoy haciendo unas llamadas para conseguirte unos boletos para que vengas.
—Wow, me parece genial—Fingí tener emoción—Creo que mejor te dejo, se nota que estas muy ocupada.
—Tranquila Mónica, cuando tenga fecha te avisare—Añadió feliz— Adiós, ten un lindo día.
—Tú también, adiós— Corte la llamada.
No podía retractarme, ella ya se había adelantado a los hechos. No quería arruinarle sus planes, ella ya había imaginado que estaría a su lado, no podía abandonarla ahora. Aun la conocía tan bien, se esfuerza tanto tener el control y fingir que todo está bien. A pesar de que odiaba con todo mi ser a Mauro, no podía negar que Emily sintió tantas cosas por él.
Ella dice que está bien, pero sé que no lo está.
Pensé en irme porque lo necesitaba, pero estoy segura que quien lo necesita es ella. Trate de despejar mi mente y centrarme en una cosa. Ya estaba hecho, me iría a Puerto del Ángel y no había marcha atrás.
Fui a mi habitación, estaba hecha un desastre. Era un gran reflejo de cómo me sentía ahora, esta era yo. A veces quisiera poder tener un mayor control de mi vida, pero siento que he perdido el rumbo y ni siquiera sé lo que quiero. Abrí mi armario, busqué en lo profundo de su interior. La tomé entre mis manos, no pensé que la volvería a usar otra vez, pero el mundo tenía planeada otras cosas para mí.
Abrí mi maleta, empecé a buscar que cosas me iba a llevar ¿Cómo hago para meter cinco años de mi vida en un bolso? Se me hacía un nudo en el estómago, el cual sentía que apretaba cada vez más con más fuerza, era una señal diciendo: Esto es real, dejas todo de nuevo y te vas sin mirar atrás.
Ya no podía hacer nada, tome mi decisión y no me voy retractar. Quiero intentar control de mi vida por una vez, lo quiera o no, esta era mi oportunidad para tenerla.
...
No tengo idea cuanto tiempo paso, pero me pareció interminable. Había terminado de empacar, quería estar lista si Emily me llamaba, quizás me apresure, pero una parte de mí se sentía liberada. Creí que debía hacerlo, no lo voy negar se sintió bien. De repente empezó a sonar mi celular, lo tomo con prisa pensando que mi amiga mi llamaba, pero para mí mala suerte era Peter.
Dude un par de segundos si responder o no—¿Diga?
—¡¿Dónde diablos has estado?! Estuve esperando por ti todos estos días y tú, solo desapareces sin dejar rastro ¡¿Acaso te importa tu trabajo?! —Exclamo hecho una bola de ira.
—¿Disculpa? No sé si lo recuerdas, pero me despediste—Dije tratando de retarlo, era mala para esto.
—¿No creerás que fue enserio? Andaba molesto con mi inversionista, dijo que este lugar no tenía futuro y era una pérdida de dinero ¡¿Te puedes creer?! —Añadió indignado y furioso— Ese imbécil se lo pierde ¿No? Así que mueve ese enorme culo y ven a trabajar ¡Ahora!—Eso ultimo sonó como una amenaza.
Tenía mi trabajo de vuelta, debía estar feliz ¿No? Eso era lo que quería, pero ahora que lo tenía...
Me sentía asqueada, estoy decepcionada y furiosa.
Sentía como me hervía la sangre del cólera, mis manos temblaban. Aunque esta vez no era de miedo, ni por los nervios. Sino porque estaba llena de ira, tenía tantas cosas que decirle. Mi mente dada vueltas y solo podía pensar que debía dejar salir todo.
¡Quiero decirle a esa porquería que se pudra! Tome con fuerza mi teléfono—¿Alo?
—¿Qué pasa? ¿Quieres una invitación o qué? ¡Ven ahora!
—No—Dije segura de mis palabras.
—¿Perdón? —Pregunto burlo de mí, de su garganta empezó a salir una risa sonora ¿Le parecía gracioso? — ¿Cómo qué no? No tienes trabajo y me necesitas, tu misma lo sabes.
—¡Púdrete! No necesito tu inmundo y asqueroso trabajo —Exclame furiosa— Metete toda la porquería que sale de esa estúpida boca por tu maldito ano—Oh no, había explotado— Eres un maldito bastardo que jamás tendrá suerte con las mujeres ¿Sabes por qué? Porque eres un enfermo, que solo busca sexo. Pero para tu mala suerte, tu horrible rostro no te ha ayudado—¡Alguien que me detenga! — ¿Y sabes qué más? Tu maldito pene es inexistente, por la cantidad de pajas que te echas al día y prácticamente se está desintegrando por la fricción que haces con tus asquerosas manos . Déjalo descansar ¡Por dios!
Silencio.
Era todo lo que podía oír.
No podía creer que esas palabras hayan salido de mi boca, me había pasado de la raya por mucho, pero ¿Saben qué? Se sentía increíblemente bien haber sacado todo eso de mi sistema.
—Mónica...—Comento en un hilo de palabras, estaba lleno de furia e iba a explotar—Te voy a dar otra oportunidad, haré como que no dijiste todo eso ¿Okey? Así que discúlpate y ven a la tienda a trabajar—Trato como pudo de modular sus palabras para que sonaran calmadas, pero con la cantidad de rabia que traía encima era imposible.
¿Qué más iba hacer? Ya había cavado mi propia tumba, lo único que podía hacer era terminar de hundirme —¡Vete a la mierda! —Grite con tanta fuerza que sentía un ardor en mi garganta, pero se sentía estupendo. Pulse con fuerza el botón de colgar y me dejar caer en mi cama.
Me sentía más ligera.
Más plena.
Más libre.
El teléfono parecía que iba a explotar por la cantidad de llamadas que estaba recibiendo de Peter, pero que se pudra y su estúpida tienda también. No lo necesitaba, ya no estaba atada más a él, por mi podría caerle un camión y no me importaría en lo absoluto.
No pude evitar reír, esas risas se volvieron carcajadas. Estaba feliz, ya no sentía que cargaba en mis hombros ese horrible peso. La sensación que experimentaba era indescriptible, me sentía como si estuviera flotando en una nube. Hace tanto que no tenía mi mente en blanco, libre de preocupaciones e inseguridades persiguiéndome, día tras día. Era una maldita tormenta que ocurría en mi cabeza, truenos retumbaban constantemente y rayos que cegaban mi vista cada día de cada semana.
Ahora sentía que lluvia había pasado y por fin el sol salía, disfrutaba de un hermoso día. No pude evitar dejarme llevar por esta placentera sensación y me quedé dormida. Por primera vez en mucho tiempo podría dormir tranquila.
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Aprendiendo a amarme
ChickLitMónica se preguntaba si algún día encontraría esa pieza que le faltaba. Trato de llenarla con trabajo, relaciones que no llegaron a nada, más trabajo. Cayendo en un ciclo sin fin. Para ella la vida no tenía sentido, trabajaba para no morir de hambre...