"La luna más cautivadora
se ha alzado en el bosque;
va a arder
suspendida en el centro del cielo
para iluminar la tierra, los bosques, para brillar sobre todos.
Dulce es el aire y el perfume.
La felicidad se siente en cada persona."Al llegar el ocaso del sol, en medio de una habitación, una pequeña leía un libro de antaño. Con cuidado repasaba una y otra vez su poema favorito intentado imaginar un escenario en el que ella se encontraba jugando en el bosque, con la luna en lo más alto vigilando cada paso que daba como una amorosa madre. Intentaba silenciar el ruido proveniente del primer piso, pero cada vez que alguien alzaba la voz su fantasía se veía interrumpida.
"La luna nos cuidará" se repetía a sí misma mentalmente mientras podía sentir la fresca brisa proveniente de la ventana que se encontraba abierta a unos cuantos pasos de donde yacía sentada en el suelo. Normalmente no le costaba perderse en sus pensamientos, pero esta vez sentía algo diferente.
El frío proveniente de la ventana logró enfriar sus pies, se levantó a cerrarla para después volver a su puesto. De alguna forma, el ruido de las voces cesó así que, curiosa, se acercó a la puerta de madera para intentar descifrar qué pasaba.
-No me arrepiento.
Atrapó la voz de su padre en un sonido casi imperceptible. Continúo pegada a la madera probando suerte, sus pies descalzos seguían helados por culpa de lo fría que se estaba tornando la noche.
Después de un silencio escuchó como los pasos de alguien se acercaban cada vez más. Para no ser descubierta, se alejó de su puesto de vigilancia y se recostó en su cama.
-Deberías estar durmiendo. Oí cuando echaste a correr. --Era su padre que traía consigo su expresión serena de costumbre, pero la pequeña pudo percibir algo extraño molestando esa serenidad.-- Cariño, pronto comenzará tu entrenamiento.-- La niña tan solo al oír esas palabras sintió que el frío recorrió toda su espina dorsal, sus ojos se cristalizaron y comenzó a brotar lágrimas de sus ojos amielados.
-Dijeron que sería cuando cumpliera diez años. --En una voz entrecortada se aproximó a los brazos de su contrario, buscando consuelo y una respuesta a la promesa que acababa de ser rota.
-Lo sé, cariño, lo lamento.-- El mayor soltó un suspiro acompañado de un pequeño silencio que interrumpió abruptamente-- Pero seamos positivos, tendrás más tiempo para ser la mejor guerrera que Marley haya visto. Tienes que esforzarte para poder llenarnos de orgullo, ¿de acuerdo?-- Con unas manos cálidas limpió el rostro de la infante que se encontraba repasando lo que le deparaba el futuro próximo.
Desde que Helena nació se le había encomendado un propósito. Por ninguna circunstancia podría tomar las riendas de su vida, ya que no dependía de ella en lo que se convertiría: eso había sido diseñado por algo más grande, por algo más allá de su diminuta comprensión.
Entre lágrimas repasaba todo lo que escuchó durante su apenas naciente existencia. Debía convertirse en un orgullo para su familia, para sus padres y para su nación.
Solo pensaba en que si pudiera elegir bailaría todas las noches encima de la luna, escuchando los ritmos hermosos de las estrellas.
No quería escuchar más insultos, no quería volver a ver a las personas que antes le habían provocado llanto, pero ¿qué sabía ella de la vida? Únicamente era una niña.
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Liability | ʟᴇᴠɪ ᴀᴄᴋᴇʀᴍᴀɴ
Fanfictionʏᴏᴜ'ʀᴇ ᴍʏ ʟɪᴀʙɪʟɪᴛʏ | ❝ No lo entendía hasta que te conocí. Me creí incapaz de sentirlo, pero ahora estás delante de mí y a tu lado se encuentra mi futuro. No lo entendía hasta que te conocí: el amor es la muerte del deber. En tus ojos podía leer...