El Origen De Mi Familia.

Chapter 1: Despierta.

Calles vacías. El frío se metía hasta los huesos haciendo temblar a todo valiente que se atreviera a poner un pie fuera de su casa. Por supuesto que los Hwang estaban acostumbrados, solo había una persona que aún tiritaba de frío y esa era Yeji, la menor de la familia.

Ella estaba en una esquina arrinconada intentando entrar en calor entre sus propios brazos. Su hermano se percató de su situación se quitó su chal roñoso y se lo entregó, la envolvió bien en todas las cajas de cartón que encontró por el suelo del callejón y se sentó a su lado, su hermana parecía más aliviada, claro que un chal agujereado y unas cuantas cajas delgadas no harían gran diferencia pero agradeció el lindo gesto y trató de dormir un poco, ignorando casi por completo el frío.

Cayó la noche y Yeji aún dormía, parecía estar hibernando de tantas horas de sueño. Hyunjin por su lado, empezó a preocuparse y optó por remover su hombro con delicadeza.. Uno, Dos, Tres.. Díez segundos pasaron pero no obtuvo respuesta de ningún tipo. Ahora sí asustado, tomó a su hermana de los hombros y la abrazó, con lágrimas en la esquina de sus ojos susurró:

─ Yeji, por favor.. despierta-
Temblaba pero no de frío, trataba de mantener las lagrimas en sus ojos, ahí fue cuando la sintió respirar, se separó y tomó sus mejillas

─ ¡Despierta!-
sacudió su cabeza entre sus manos con algo de rudeza, la chica despertó, depositando un golpe dando de lleno en su mejilla

─ ¿por qué gritas?-
Yeji adormilada lo miraba mientras lo maldecía en su mente

─ me asustaste, pensé que te habías muerto de frío-
Hablo Hyunjin tragando sus sollozos, algo molesto por el golpe

─ te preocupas demasiado-
ordenó su cabello hacia atrás, amarrado sus hebras finas con un cordón de zapatilla

─ Ash, mejor calla. Cambiando de tema, papá consiguió un poco de dinero en los semáforos, trajo comida. Come para que no te dé hipotermia o algo por el estilo-
dijo dándole un poco de la comida ya que Yeji aún estaba adormilada

─ esto sabe genial-
comió aliviando el frío con una gran sonrisa

Ambos tenían ocho años, faltaba bastante para poder pagar la casa, habían reunido una cantidad de dinero generosa bailando, más contando con el dinero de papá y mamá, ya no vivirían en la calle cuando Niki nazca. Los pensamientos positivos los mantenían con esperanzas, y eso es todo lo que tenían.

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