Haciendo y deshaciendo este amor | ERWIN x MIKE x OC | AU

XIV - Cumpleaños feliz

Hace 7 años y unos meses

Erwin miró su departamento con una sonrisa, pasó un brazo sobre los hombros de su esposa (que no dejaba de llorar) y la atrajo hacia si.

— Hogar, dulce hogar — exclamó.

El departamento era amplio, el olor a pintura inundaba las fosas nasales y los pocos muebles se erigían frente a los ojos. No era lo mejor, pero para empezar estaba perfecto.

En la actualidad

La alarma sonó. Erwin gruñó mientras su esposa la apagaba, odiaba seguir horarios los domingos, pero aquella era una excepción.

Olivia se iba a levantar, pero su esposo la abrazó y besó su cuello; siempre "aprovechaban" la mañana.

— Erwin, hoy no, hay que preparar todo para el cumpleaños de Hugo — dijo ella, separándose.

El rubio volvió a gruñir.

— Por media hora no nos vamos a atrasar.

Olivia se zafó y se dirigió al baño.

— ¡No! Ya son demasiadas las cosas que tenemos que preparar.

Erwin bufó y con los ojos aún cerrados llevó una mano a su erección mañanera. Debería dejar que se bajara, ya podría tomar a su esposa y hacer de las suyas una vez que se fueran los invitados.

♣-♣-♣-♣

— ¡Listo! — exclamó Olivia, poniendo un plato de snack sobre la mesa del living. 

Había preparado el amplio comedor para los adultos y el living para los niños. En ambos lugares había aperitivos, tanto para comer y beber.

 El lugar estaba decorado con globos celestes y blancos y con un gran cartel que indicaba "Happy birthday", con motivo del Hombre Araña; uno de los super héroes favorito del pequeño (aunque si no lo fuera, Erwin lo hubiera comprado igual porque fue el primero que encontró).

— ¡Vení, Hugo! — gritó Erwin. Ya había vestido a su hijo menor, pero el cumpleañero se encontraba un tanto exaltado, corriendo descalzo de aquí por allá —. ¡Vení que te vas a manchar las medias! — bufó, hablando para sí —. Olivia me va a retar.

Sonó el timbre, alarmando a ambos padres. Olivia miró su reloj, faltaban 30 minutos para la hora en la que habían citado a los invitados.

— ¿Quién es? — preguntó Erwin de mala gana, mientras lograba tomar a su hijo para ponerle los zapatos.

Olivia observó por el mirador de la puerta y encontró una gran figura del otro lado. No alcanzó a ver el rostro, pero por la figura se dio cuenta quien era...

— Es Mike. ¿Le dijiste otra hora?

Erwin se quedó por un segundo mirando un punto fijo y luego bajó las escaleras, con sus dos hijos en brazos.

— ¿Cómo que Mike? — preguntó enojado, sentando a sus hijos en el sillón. Luego se acercó y miró por la puerta, confirmando la información de su esposa.

Vino a hacerse el copado con mi esposa.

Erwin abrió la puerta y miró severamente a su amigo, luego le sonrió.

— ¡Qué temprano! — dijo riendo.

Mike pasó, con dos regalos en su mano.

— Quería venir a ayudar.

Saludó a Olivia con un beso en la mejilla y luego abrió los brazos a su ahijado, que iba corriendo hacia él.

— ¡Tío Mike! — gritó el niño, alegre.