Capítulo 5

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Era lunes nuevamente. 

Tenia mis manos ocupadas en escribir la columna semanal mientras mi mente giraba constante en torno a la noche del sábado y el inesperado encuentro con Sherlock. Aquel día había vuelto a casa reflexionando bastante sobre nuestra relación. 

Pensé en visitarlo seguido, quizás incluso salir a pasear y quitar su mente de aquellos problemas que lo agobiaban.

Pero dónde dibujaba la línea entre ayudarlo a recuperarse y acercarme tanto que volvería a caer en sus brazos?

— Hannah! —saludó Lucy, quien apareció radiante en mi escritorio llevándose mi atención — Te has desaparecido el sábado, a dónde has huído?

— Oh, siento no haber avisado a nadie. Me volví a casa —mentí, Lucy asintió— La han pasado bien? —agregué quitándole importancia.

— De maravilla! Hoy iremos a cenar en mi apartamento, vienes?

— Hoy no creo poder —lamenté— lo siento.

— Tienes cita? —respondió levantando sus cejas repetidas veces, y sentí un revoloteo en mi estomago al recordar que iría a ver a Sherlock.

(...)

Salí del trabajo alrededor de las 5 pm, y con un café en mi mano, me dirigí hacia Baker street. Hoy volvería a verlo y los nervios en mi estómago lo testificaban. 

Ms. Hudson abrió como de costumbre con una gran sonrisa, permitiéndome subir.

Al llegar al apartamento no encontré señales de Sherlock e irónicamente me sentí algo incómoda adentrándome a mi antigua sala. 

Sigilosa, deje mi café en la mesita y tomé asiento en su sillón. Mientras me hundía en éste, percibí lo grande y abrasador que era, inspirando el aroma que permanecía impregnado, su aroma.

Cerré mis ojos unos momentos.

Al oír pasos provenientes del pasillo, me acomodé en la espera. Sherlock se presentó luciendo perfecto en una simple camiseta blanca y pantalones de pijama grises. Luego pensé en lo extraño que era no verlo de traje a esta hora del día.

— Hola —saludé, sonriendo apenas—  Lo siento, la señora Hudson me permitió subir.

Sherlock estiró sus comisuras y acercándose a mí plantó un pequeño beso en mi frente, el cual me tomó por sorpresa.

— Qué haces aquí? —preguntó curioso aunque despreocupado, tomando asiento frente mío.

— He venido a verte.

Sherlock lucía complacido. Nos miramos por unos larguísimos segundos.

— Hannah..-

Sus palabras se detuvieron al escuchar la puerta, Ms. Hudson traía en sus manos una bandeja repleta de galletas y tazas.

— Es hora del té no les parece? —agregó alegre.

— Gracias, Ms. Hudson —respondió Sherlock.

Esta apoyó la bandeja en la pequeña mesa y tomó asiento junto a nosotros. Sherlock frunció un poco el ceño y luego me miro divertido al darse cuenta que esta planeaba en quedarse para el té, interrumpiendo aquel momento.

Contuve una leve risa y luego nos dispusimos a charlar con ella por un largo tiempo.

No pude evitar notar las numerosas veces que Sherlock dirigía su cálida mirada hacia la mía, y conectando en ellas -mientras oíamos de fondo lo que sea que Ms. Hudson hablaba- me di cuenta que estaba en la boca del lobo.

Me era muy difícil pensar claramente cuando tenia sus ojos puestos en mí, al mismo tiempo, lo encontraba extremadamente reconfortante.

(...)

Estaba cayendo la tarde cuando acabábamos de conversar y finalmente volvíamos a quedar solos.

Quizás no era tan buena idea compartir esta cantidad de tiempo juntos. Oh, pero cuánto lo necesitaba.

Aún en los sillones -y por el hilo de conversación dejado por Ms. Hudson- Sherlock me explico un poco más sobre los últimos casos que resolvió junto a John antes de quedar suspendido. Presté atención a cada detalle y ferviente gesto, oyendo su grave, pero suave, voz que retumbaba en la sala mientras se enredaba apasionadamente en ello. 

Al terminar, unos segundos quedaron flotando en silencio. Lo miré complaciente, olvidando nuestro pasado. Simplemente observándolo, como lo hice aquella primera vez.

— Lo siento, he hablado mucho. 

— No te disculpes —respondí negando— Lo he.. extrañado.

Sus facciones se suavizaron lentamente, y estiró apenas los labios.

— Hannah —añadió, rompiendo el silencio, con la mirada en sus manos — Antes de conocerte también utilizaba drogas, para concentrarme en mi trabajo —se explicó— supuse que debería decirte, eventualmente.

Observé su rostro, aún cabizbajo, y una creciente oleada de inquietud atacó mi sistema.

— Por qué no me has dicho? —pregunté algo nerviosa, Sherlock alzó su vista.

— Tenia miedo a perderte — expresó irónico, con pesar en la voz.

No había lugar para reproches en este momento, y por más que las cosas podrían haber sido diferentes, nada cambiaría lo que fue. 

Silenciosamente observé el jugueteo mis nerviosas manos y suspiré. Volví a llevar mi vista hacia él, con una abatida expresión en mi rostro.

— Solo me duele que hayas pensado que te dejaría.

Sherlock mantuvo sus confusos ojos en mi, y una vez más, agachando la cabeza se llevo la punta de los dedos a su barbilla. La quietud que nos envolvía gritaba tantas cosas que necesitaba romper con ella.

— De todas formas —agregué— Había venido a decirte que.. me gustaria volver a vernos, si te parece bien, como amigos.

Aquella palabra ardía.

— Hannah, no tienes que preocuparte por mí, se que no ha sido fácil-

Me lleve el dedo indice hacia mis labios mientras chistaba suavemente, callándolo.

— Quiero ayudarte.

Su dudosa expresión me permitió divisar cuanto necesitaba aquellas palabras, o al menos, tenerme aquí una vez más.

Despegándose del respaldar se acercó, apoyando los codos en sus rodillas, y tomando mis manos en las suyas plantó un largo y delicado beso para luego reposar su preciosa cabeza en ellas.

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⏰ Última actualización: Jan 13, 2022 ⏰

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Baker street: Carry you (Sherlock Holmes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora