Capítulo 10

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–Mátalos,  Aquiles mátalos a los dos! – Pude ver como uno de los oficiales disparaba una y otra vez en el abdomen de Yesica hasta acabar con ella. La ira me consumía pero mi cuerpo estaba débil , apenas podía escuchar bien el ruido de las sirenas que actuaban como fondo músical.

Una manada de oficiales se abalanzó sobre mi levantando mi cuerpo. Fui esposado y de inmediato me metieron en la patrulla de la policía.

– Este oficial la mató!  Fue él.
Gritaba mientras miraba al hombre que le disparó a Yesica siguiendo órdenes del jefe. Su cuerpo permanecía en el suelo, pálido y derramando sangre. Allí la dejé, tendida, muerta .

– Estas loco? – fingía– soy un oficial de la ley, ella estaba muerta cuando llegué.

– Mentira!  Maldito, tu la mataste.

– Cállese ya!  – intervino otro oficial– deberías guardar esas energías para mañana. Criminal! 

Pasé la noche en un calabozo, acompañado únicamente de una cucaracha , tan inmunda como yo. Era increíble como había cambiado mi vida, de hombre honesto a criminal.
Su rostro pálido y su mirada no salían de mi cabeza, me sentía muy impotente, estúpido, miserable por no haberla ayudado.. . La había perdido, para siempre..

El sabor salado de una lágrima rodando por mis labios entreabiertos me hizo notar que estaba llorando, llorando como niño pequeño, llorando como lloré cuando mataron a mi madre, y ahora la misma persona me arrebataba a la prueba de que el amor a primera vista existe.

Entre sollozos me quedé dormido, en posición fetal.. Mi sueño no duró mucho tiempo, pareció pasar toda una madrugada en unos segundos..

–Eh, rata, despierta. El comisario te espera. –Me gritó el guardia.

– No somos ratas, bastardo. – Respondí sin duda influenciado por René, había tardado mucho en aparecer.

– Quien dijo que lo somos?  Lo eres tu!  Respondió el guardia  y yo respondí con mi silencio.

Vamos! Camina– volvió a gritar..

En unos pocos segundos ya estaba sentado en una silla incómoda de una oficina, un hombre de unos cuarenta y tantos años me miraba con autoridad mientras movía una y otra vez su bolígrafo , cosa que me hacía estar bastante impaciente.

–Bueno: Tommy Jons. Sin ánimos de interrumpir el maravilloso silencio que ocupa esta oficina, pero tengo que trabajar – hizo una pausa– Podría decirme que hacía usted en el lugar de los hechos ?

– Yo... – me puse nervioso. – yo no sé.

– Ah!  No sabe. Bien, déjeme decirle que su compañera esta muerta y estamos tras tu jefe, Augusto alias Rubí así que si yo fuese tu, colaboraría.

– No diré nada hasta que no tenga un abogado... – respondi inteligentemente.

– Bien , lo tendrás. Ya viene en camino de hecho.

– Perfecto..

No digas nada, – escuché a René.

– No por el momento.

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⏰ Última actualización: Sep 02, 2021 ⏰

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