Tu belleza empírica

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La mirada que alberga los firmamentos,
los labios que obran milagros,
un deseo enjaulado.

El gesto de una brisa
el latido de un artista,
la palabra dada.

De las infinitas dudas que infliges a los hombres
de las que nacen los deseos y las maravillas del mundo.

De la manera que tienes de desobedecer a los dioses
que caen exhaustos y sin rumbo.

De las auroras que bailan cuando te oyen cantar,
embelesadas por tu movimiento.

De las cruces que marcan tesoros,
andares que sugieren hazañas,
un deseo enjaulado.

Una luz tenue acentúa el momento
de las almas enamoradas,
la palabra dada.

De los atardeceres de una luna lejana
que invita al acercamiento de los corazones.

De las hadas de los bosques carmesí
que te buscan entre los cerezos.

De la más empírica belleza
que se supone que eres tú.

Tu curvada gravedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora