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Cuando eras aun una niña y te encontraste una caja de condones, pero por supuesto no sabías para qué se usaban. Entonces te encuentra uno de tus padres y te engaña diciendo que son globos.
De tonta, te lo crees e incluso inflas un par.
Un día, ese mismo que te descubrió te lleva consigo para comprar medicamentos a la farmacia. Tú, muy inocente, ves la misma caja, la señalas y gritas con emoción.
Tú: ¡Cómprame una caja!
Y la señora de la farmacia se te queda mirando estupefacta.

***
¡Qué pena! Eso sí me pasó.

¡QUE ESTO NO ME OCURRA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora