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Te llama un amigo y te pide algo urgente. Resulta que lo urgente eran condones. Te toca pasar la vergüenza de ir a la Farmacia de la esquina, donde la señora te conoce y te mira extrañada y tú te mueres de la vergüenza, pero los compras porque le debes una a ese amigo.
Vas corriendo para casa de él y cuando llegas, le extiendes la caja, a lo que él te mira extrañado.

— Te dije cordones, no condones.

***
No me ha pasado

¡QUE ESTO NO ME OCURRA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora