O16: ❅ ᱛctavo mes

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La puerta del baño se abrió y de ahí, Nayeon salió con pasos lentos e inseguros, hasta cerrar la puerta y quedarse quieta frente a ésta, con su mirada hacia abajo

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La puerta del baño se abrió y de ahí, Nayeon salió con pasos lentos e inseguros, hasta cerrar la puerta y quedarse quieta frente a ésta, con su mirada hacia abajo. Casi podía escuchar el palpitar de su corazón, y joder, que unas medias jamás se habían visto tan bien en unas piernas como en las de Nayeon.

— Mierda, Nayeon. Debes dejar de juntarte con ese par de sucias... —Y es verdad, digo, está muy bien lo que hicieron, pero no me gustaría que se les saliera de las manos y terminen corrompiendo a mi niña.

— ¿Por qué...? ¿No te gusta, unnie? Uhm, ya lo sabía... Se me ve muy mal, esto no es para mí, no me gusta... —Nayeon habló con miedo.

Estaba intentando cubrir con sus manos lo que alcanzaba de las pantis, que tenían en las orillas sobre su cadera una tira de encaje que simulaba una diminuta falda. En su pierna derecha, justo a medio muslo donde terminaba su media, lo decoraba un maldito liguero color blanco. El conjunto era color azul pastel, y su abdomen plano, lechoso y desnudo, hacía el contraste para dejarla ver condenadamente indefensa y atrayente.

Oh Dios. ¿Por qué no había conseguido trabajo antes? Acabo de cambiar mi religión a Nayeon con lencería.

— Joder, Nayeon. No existe alguien capaz de decir que esto no le gusta... —Me levanté de la cama para acercarme hasta ella frente a la puerta.

— ¡No, espera! Aún no estoy lista —Soltó poniendo sus manos en mi pecho para evitar cualquier acercamiento—. No debí aceptar esto... —Nayeon en verdad estaba nerviosa—. ¡Pude comprarte algo, o cenar juntas! O simplemente tener sexo sin involucrar cualquier actividad fetichista extraña que quiebre mi dignidad y mi estabilidad mental, ¡Esta ropa la podría usar mi mamá! Dios, es asquerosamente vergonzoso...

— Nay, no hables de tu santa y pulcra madre así... No ahora por favor —Tomé sus muñecas sobre mi pecho, acariciándole las manos con mis pulgares.

— Es que estoy muy avergonzada. Dame un momento, ¿Si...?

Sus mejillas estaban demasiado rojas, y a decir verdad nunca la había visto tan avergonzada como ahora. Y por alguna retorcida razón me gustaba verla así.

— Un momentito, está bien —Accedí. Nayeon se dio media vuelta y recargó su frente en la puerta, murmurando una serie de cosas que no alcancé a entender, creo que decía algo de cómo ahogar a Jeongyeon y castrar a Momo al mismo tiempo—. No tienes porqué sentirte avergonzada conmigo, Nayeonnie. Me gustas mucho y no pienso que te veas mal. Te ves muy bonita. Demasiado bonita para que pueda pensar en porqué estás conmigo en primer lugar.

Me acerqué a su espalda y con una sonrisa ladeada acaricié su cadera descubierta, tomándola en un suave abrazo. Se asustó al parecer, porque quiso pegar su cuerpo más hacia la puerta, pero lo único que obtuvo fue su espalda contra mi. Recargué mi frente en su hombro y bajé mis manos para permitirme sentir la suavidad de sus muslos.

— Jamás me había sentido tan feliz de dejar de ser una floja desempleada.

— Jamás me había sentido tan feliz de dejar de ser una floja desempleada

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⌜ 9 ᛖeses a su lado ⌟ || MinaYeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora