Wendy
Hoy me ví sobresaltada por la pequeña Cassandra echándome agua a la cara con una pequeña pistola y mama el el marco de la puerta sonriendo tiernamente. Cuando terminaron de despertarme, decidí vestirme. Cogí mi ancha sudadera de The Misfits y mis pantalones oscuros rotos y caidos para entrar al baño y darme una larga y relajante ducha antes de vestirme.
-¡Wendy, Wendy!- gritó Cassandra corriendo hacia mi una vez que bajé las escaleras, mientras movía los brazos encima de su cabeza.
-¿Que pasa, pequeña?- supuse que la noticia sería buena por la gran sonrisa que dejaba ver sus relucientes y pequeños dientes, mama apareció y siguió la frase.
-Tyron viene a pasar unos días con nosotros- una enorme sonrisa apareció en nuestros tres rostros, mi interior gritaba de ilusión, las lágrimas querían salir en forma de alegría y mi memoria nos recordaba haciendo diabluras mientras mama nos persiguía. Pero ¿quien no estaría feliz cuando vas a ver a tu hermano mayor tras dos años sin él?
-Wendy deja de bailar- me interrumpió mama- vas a llegar tarde a clase.
Salí de mis pensamientos y mire mi alrededor dando vueltas con mis pies girando a la vez, exactamente estaba bailando. Reí para intentar disimular mi idiotez y salí corriendo y saltando mientras tatareaba el nombre de mi hermano.
Pase mi infancia protegida por Tyron. Era cuatro años mayor que yo, pero aun así la gente decía que eramos iguales. Pasaba tanto tiempo con él que incluso me planteé que me había convertido en un chico, pero mama comenzó a ponerme vestidos y fastidió mi fantasía de pobres trepar árboles y decir palabrotas. Luego llegó Cassandra, y Tyron se portó como el padre que nunca tuvo la pequeña. Cuando mi hermano cumplió 18 decidió él mismo que debía trabajar, y así lo izo.
Me paré un momento y analizé la situación: me encontraba girando sobre los árboles alegremente y tatareando canciones infantiles que Tyron me enseñó.
Wendy- pensé- concéntrate o llegaras tarde.
El instituto seguía tan lleno de gente como siempre, y todos me hacían un pasillo cuando yo cruzaba. No era famosa, pero les encantaba reírme de mis desgracias. Ponerme la zancadilla y reírse, murmurar de mi y reírse, llamarme estúpida anoréxica y reírse, ver mi sacapuntas sin cuchilla y reírse. Y como no, Stephen también lo hacía, su enorme ego le gritaba que no perdiera su popularidad. Estúpido.
-¿Te suena la palabra moda?- pregunto una de las rubias teñidas cuando pase por su lado, le pegue un codazo y gruñí levemente. Ellas rieron y dijeron unos doce "oseas" en una sola frase.
Corre o te quedarás sorda- dijo mi subconsciente.
Reí y me acerqué a paso rápido hasta mi rincón vació de nuevo. Pensé que añoraría el vació, pero ahora añoraba a Stephen, por mucho que lo intentara negar y muy raro que pareciera.
Me senté sobre un árbol a la sombra y observe el cielo, desde pequeña he tenido una extraña obsesión con las nubes; me gustaba verlas flotar, imaginarme que saltaba sobre ellas. Todas las nubes son distintas, y lo divertido es imaginarte que son, que quieren ser, que historia quieren contar. Todas tan iguales, y a la vez tan distintas... Se parecían tanto a nosotros...
-¿Necesitas esto?- escuche una masculina y ronca voz a mi lado, me giré rápidamente y me ví rodeada por un grupo de chicos altos que reían y uno de rodillas con mi mochila en sus manos.
-Devuélvemela- le exigí intentando quitársela, pero en vez de quitársela me caí contra el suelo, consiguiendo más risas de los chicos, y por lo tanto también de Stephen. El chico rubio se puso de pie y tiró la mochila a otro de los chicos. Los perseguí uno a uno intentando quitarles mi mochila que ellos no dejaban de pasarse, hasta que mi fin llegó; uno de los chicos tuvo la inteligente idea de abrirla y mirar su interior mientras otro me sujetaba los brazos detrás de la espalda.
-Veamos que hay aquí- todos los chicos corrieron a acercarse, y el primero fue Stephen. Comenzaron a mirar su interior y sacar los libros para tirarlos por el suelo mientras ellos reían y yo gruñía.
El grupo de las perfectas amenazó de nuevo mi situación con su estúpida "entrada triunfal", se quedaron un momento analizando todo y sonrieron con maldad, me esperaba lo peor.
De un momento a otro todos se echaron a reír, y yo sabía el porque.De mi pequeña bolsa sacaron una de mis compresas y una de las rubias la pegó en mi mejilla de un manotazo. Sabía que no tenía que llorar, pero esto era demasiado incluso para mí. No me la pude quitar sin la ayuda de mis manos agarradas, así que esperé que el viento me hiciera ese favor mientras todos me señalaban y hacían fotos. No me dolía que me hicieran fotos, me dolía que se rieran, no todos si no solo Stephen.
-Interesante libro- en cuanto escuche esas palabras alcé la mirada y ví al chico rubio de antes con mi libro entre las manos, mi amada novela de William Shakespeare, el libro que tanto de desconcentraba, el libro que me hacía llorar y sonreír al mismo tiempo, pensando en lo bonito que tiene que ser tener una persona a mi lado capaz de hacer todo por mi, capaz de sacrificarse por mi, de luchar por mi.
-Vaya cursilada- dijo abriéndolo y echando un vistazo rápido, otro chico le dijo algo al oído, y los dos sonrieron egocénticamente. Pedía a Dios que no fuera lo que estaba pensando, que no hicieran lo que me imaginaba.
-¡Noo!- grité en cuanto escuché como cortaba una página de mi libro y la tiraba al suelo, dejando que el aire se la llevara.
Prosiguió arrancando páginas mientras yo gritaba que no lo hiciera. Agaché la cabeza y encontré una gran cantidad de páginas repartidas por el suelo, y otras llevándoselas el viento. Las ganas de llorar una vez más me tentaban tanto que acabé por hacerlo.
Caí de rodillas al suelo en cuanto el chico me soltó, comenzé a llorar sobre el frío suelo. Ya no me importaba que mis rodillas sangraban, que lloraba, que todos reían, que Stephen también lo hacía.
Solo me merecía desaparecer de este cruel mundo al que algunos llaman Tierra.
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Hola:)
Solo quería agradecer a todas aquellas personas que estan leyendo la novela. Enserio, muchas gracias.
Espero que les guste, y me encantaría que votaran o comentaran que les parece.
Les dejo en multimedia la cancion de Titanium interpretada por la gran Madilyn Bailey
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El complejo mariposa
Conto-Pequeña mariposa... -¿Por qué me llamas así?- pregunté confundida del roce de su nariz contra la mía. -Porque lo eres- susurró en mi oido.