prólogo.

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18 años antes de la línea temporal actual.

Pov ???

Explosiones y más explosiones. Las ondas expansivas golpeaban el edificio donde vivía.

A las afueras de mi hogar, se escuchaban los gritos de las personas. Se les escuchaba correr.

— Destruyan, Asesinen.— dijo sea lo que sea que este allá fuera, dando órdenes a sus subordinados.

Pov narrador.

Por primera vez en muchos años los monstruos habían atacado las grandes ciudades, destrucción y asesinato.

Muchas personas sufrían a manos de estos seres, todos corrían por sus vidas. No importaba si se pisaban entre ellos, no les importaba si alguien caía, este solo era aplastado por los demás.

Mascotas, niños, abuelos y discapacitados. Todo aquel que no pudiera seguir el ritmo de los demás, eran dejados atrás.

Tirados a su suerte, esa parte de la humanidad que no podía defenderse.

El monstruo más grande era el que mandaba a los demás, todos tenían un aspecto parecido. La tonalidad verdosa en su piel, uñas y dientes afilados. Al mayor le sobre salían cuernos desde arriba de sus orejas. En sus espaldas se podían notar lo deformados que estaban sus huesos.

Tenían un aspecto macabro, 20 o más de ellos invadía la gran cuidad. Las bocinas de la cuidad sonaron, pedían evacuación inmediata o que las personas se ocultaran hasta que llegarán las fuerzas armadas.

El gran rugido del monstruo mayor se escucho, todos quedaron temblorosos, en completo shock, sin moverse, sin gritar. El silencio por el momento inundó todo el lugar.

Entre todo el silencio, el llanto de un pequeño niño se oyó, el infante asustado sin saber dónde esconderse ni a quien recurrir fue visto por el monstruo.

— v-vio al niño.....¡ es nuestra oportunidad corran !.— grito un hombre entre la multitud.

Tomaron ese como un momento de salvación para ellos mismos. El gran ser se aproximo al menor, mientras reía burlón. El infante le miraba tembloroso y las lágrimas caían sin detenerse.

— Basura humana.— dijo para luego elevar su mano con tal de golpear al menor. — a-alguien, ayu-ayudeme.— pedía entre susurros el infante, sus piernas no respondían.

Antes que el golpe llegara fue frenado por un tercero. Una persona desconocida para ambos hizo acto de presencia.

— ¿que clase de escoria ataca a alguien quien no puede defenderse?— pregunto con repulsión. El monstruos sorprendido vio el como un humano pudo detener su ataque.

— ¿que sucede?— pregunto aun confundido, retiro su mano y la miro, su extremidad temblaba, como si algo duro hubiese golpeado.

— ¿sorprendido?— pregunto con un tono de burla.— es solo un pequeño percance, ¡ataquen!— pidió el monstruo a sus subordinados, pero nadie respondió.

— creo que ya no existen.— volvió hablar el Ser se giro a mirar a sus hombres, todos y cada uno de ellos estaba muerto.

— ¿que demonios eres?— pregunto el monstruo. — hummm... ¿Qué tal si tu decides?.— pregunto la persona desconocida. — ¿a) El karma, b) Tu peor pesadilla, o talvez c) todas las anteriores?— pregunto mientras reía.

— ¡Que idiotes!— grito enojado y se lanzó atacar al desconocido. — ¡tu momento de gloria acabo!— dijo y antes de propinar el golpe, fue contrarrestado.

Su cabeza fue tomada por las manos del desconocido y aplastada hasta que no quedó nada de ella.

— ¿estás bien?— pregunto acercándose al menor. Este elevó su mirada, no pudo divisar quien era, este traía una capucha que tapaba la mitad de su cara, su voz era un poco gruesa y a la vez aguda, el menor no podía saber si era hombre o mujer. —¿ te duele algo?, ¿puedes hablar?— preguntaba con un voz realmente cariñosa.

— e-estoy bien.— el desconocido sonrió, era lo único que el menor podía ver. — me alegró.— le dijo y acaricio con cuidado el cabello castaño del chico.

— ahora mi pequeño amigo...— y quedo en silencio. — s-satoru..—. Respondió el niño. — eso Satoru-kun, ¿crees que puedas ayudarme con los demás?— pregunto apuntando a otras personas, habían más niños, ancianos y personas que no podían moverse.

— ¿con ellos?—. El mayor asintio. — Necesito de alguien valiente, quien me ayude con esas personas.— comenzó hablar nuevamente el mayor. — alguien quien vea que estén bien, alguien quien pueda cuidarlos un momento por mi.—.

La mirada del pequeño, se podía divisar entre sus lentes rotos, un brillo en sus ojos.

Luego de unos segundos el menor asiente en aprobación, entre los dos comienzan a ver a los heridos. El niño los contaba , el mayor les hacía curaciones y tapaba las heridas.

De apoco comenzaron a aparecer más personas, todas observaban a quien les había salvado.

— ¿necesitan ayuda?, o también pueden ayudar si quieren.— declaró el mayor, las personas poco a poco comenzaron ayudarse mutuamente, a pesar que tiempo atrás nadie importaba.

Ahora estaban allí presentes, todos con todos, ayuda que daban ayuda que recibían. Algunos rescataba personas que quedaron atrapadas entre los escombros o autos volcados.

En ese día, el menor, no .todo el mundo vio y experimento un agradable sentimiento. La buena actitud, la gracia y el placer. En la mayoría de los corazones, en ese momento se implantó el querer ayudar a alguien más.

Entre ellos estaba el desconocido, quien ahora todos aclamaban a él como héroe. Una persona que salió de la nada, a defender a un niño indefenso, que salvo una cuidad completa. Quien diría que gracias a una persona así, en una gran catástrofe fue capaz de unir una cuidad completa.

Los días, pasaron. Periódicos, revistas, y en los televisores. En todos lados se vio a esa persona.

Todas las entrevistas a personas que sobrevivieron a la desgracias, casi todas daban gracias a quien fuera la persona desconocida. Las gracias de haberles salvado la vida.

Claro no todos piensan lo mismo, algunos resentidos quienes perdieron sus hogares o algún familiar. Le culpaban porque no había llegado a tiempo a salvarlos.

Fuera de todos ellos el infante, quien ese día fue salvado y luego ayudó mano a mano, al gran héroe. Comenzó a creer en la justicia. El querer ayudar a los demás por muy pequeño o insignificante que fuera.

"¿Que escoria ataca a alguien quien no puede defenderse?". Esas palabras quedaron marcadas en su memoria.

Entre todas esas noticias. Entre todas esas personas. Sonreía de manera satisfactoria, aún que fuera por un corto tiempo, logró que se ayudarán todos mutuamente y eso le hacía feliz.

"Mientras exista ese deseo de ayudar, allí estaré."

Eso fue lo que prometió.

Pero.

Luego.





Esa persona.




Solo desapareció.




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Holi, soy sardix.

Espero que esta historia sea de su agradó.

Nos vemos en el siguiente episodio.

One Punch Man. (Oc).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora