-¿estás consciente de lo que harás?-.
- Si.-
- no tienes ni idea de lo que podría pasar.‐
- si me hago la idea.-
- dejaras a miles sumidos en la desgracia.-
- pero hay más iguales a mi, o incluso mejores.-
- no será suficiente.-
- lo será, en algún...
-¡Yui!- dijo entrando desesperada a la casa buscando al minino.
Busco y busco, en su habitación, habitación de invitados, el baño, la cocina, el comedor, la sala de estar, el ático y finalmente el patio.
Pero no fue capaz de encontrar a su pequeño gato. Ahora estaba asustada y preocupada, no importaba cuanto gritará el nombre del gato este no respondía.
- no, no,no. Yui, no me digas que te devoraron los mosquitos.- dijo cada vez más alterada. Al final la mayor salió de su casa, camino por los alrededores buscando al gatito.
- ¿donde estas?, mi hermoso y malhumorado bebe. - decía mientras buscaba y así estaba al rededor de 2 horas.
- disculpe, ¿ha visto este gatito?- pregunto mayrí a una chica que pasaba por allí. - No,no lo he visto. disculpe.-.
- No importa, gracias por su tiempo.- dijo y se fue cada vez más deprimida.
Aun que le preguntara a quienes vivieran cerca del sector, no había rastro del pequeño minino.
Finalmente Mayrí se rinde y se va a casa. Cierra la puerta con el pie, se quita de forma perezosa y desanimada las zapatillas, a duras penas se puso las pantuflas. Y camino hacia su habitación.
Tirándose boca abajo en la cama, con su cara enterrada en la almohada, pero Gracias a ese brusco movimiento se escucho un fuerte maullido.
-¡¿yui?!- dijo de forma sorprendida y se levantó rápidamente de su cama, luego de unos segundos su amigo peludo salió de la funda de su almohada, mientras la miraba enojada.
- ¡¿estuviste todo el día ahí?!-.
- miau...- contestó el minino.
-¡ llore todo el día!, y ahí estabas. Salí a buscarte, grite tu nombre, le pregunté a un montón de personas si te habían visto y estuviste aquí todo el día.-.
Y como era de esperarse el gato simplemente la ignoró, solo para luego caminar hasta su platillo con comida.
- te odio-. Le dijo y luego de eso se escucho el gruñido de un gato.
Luego de unos minutos de discutir con su gato, volvió a acomodarse en su cama, una vez más entierra su cara en la almohada, solo para sentir esta vez algo muy duro e incomodandole.
Esta metió su mano entre la funda solo para sacar un pedazo de "metal".
-¿que es esto?- dijo mientras lo miraba con más detenimiento. Su minino maullo al lado de ella.
- ¿ Tu lo trajiste?- le preguntó y el gatito ronroneo en respuesta. -¿pero que es?-. Antes de que pudiera seguir mirándolo el extraño objeto se movió.
- Aaah!- chilló y lanzó el objeto al suelo. Y desde su cama miraba como esa cosa vibraba. -¡ No Jodas Yui, le robaste el vibrador a la vecina!-. Dijo mientras regañaba a su gato.
— ¿Y ahora qué hago yo con esto? — se preguntó Mayrí mientras observaba el objeto vibrante en el suelo, sintiéndose un poco confundida y desconcertada. Yui simplemente siguió lamiendo su pelaje, completamente ajeno a la preocupación de su dueña.
Mayrí se agachó para recoger el objeto con cuidado, sosteniéndolo entre sus manos y examinándolo más detenidamente. Parecía tener un diseño peculiar, y aunque no tenía idea de su función exacta, estaba segura de que no era un vibrador robado, como había bromeado anteriormente.
— ¿Qué eres, pequeño objeto misterioso? — murmuró para sí misma, girándolo y observándolo desde diferentes ángulos. Se percató de que tenía algunos botones y luces parpadeantes en su superficie. Sin embargo, no había ningún indicio obvio de cómo activarlo o para qué se suponía que servía.
A medida que Mayrí sostenía el objeto, sintió una vibración leve en sus manos. Parecía estar activándose por sí solo. La curiosidad comenzó a vencer a su desconcierto, y con cuidado presionó uno de los botones. El objeto emitió un zumbido suave y las luces comenzaron a parpadear con más intensidad. Luego de unos segundos así, el objeto finalmente se apagó.
— Uf.— suspiro de forma dramática.— por un momento pensé lo peor.—. Finalmente con el objetos en sus manos camino hacia un cajón de unos de los muebles que habían en su habitación. Abrió este y dejó el objeto dentro.
— Yui, nunca más en tu vida me vuelvas a hacer eso. Casi muero de un paro cardíaco.— regaño nuevamente al gato, quien ya no estaba en la habitación. — maldito gato, eres cruel, pero aún te amo.— decía para si misma.
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716 palabras.
Muchas gracias a todos que leen este fanfic, se que no actualizo mucho, pero aún así les agradezco de corazón.
