Nuevos Amigos

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La escuela había terminado, y había pasado mi primer día desapercibido excepto por el hecho de que había conocido a Rachel, eso era lo que podía rescatar junto a esa voz en mi cabeza intrigada por saber lo que significaba lo que Rachel me había dicho.
—Oye, ¿tienes planes para esta tarde? —Pregunto Rachel.
—No, solo hacer tarea creo. —Conteste.
—Bueno, porque unos amigos hoy vendrán a casa, y me gustaría presentártelos y también de paso podría ayudarte con tu tarea. —Suplicó Rachel.
—Oh, bueno suena bien, ahí estaré. —Respondí.
—Ok, esta es mi dirección —Dijo Rachel mientras escribía su dirección en mi brazo.
—Nos vemos allá. —Agregó Rachel.
—Nos vemos. —Le respondí.

Entonces salí de la escuela, me dirigí a mi casa, comí y espere la hora de ir con Rachel.

—Hola, tu haz de ser el nuevo amigo de Rachel, un gusto conocerte, adelante. —Me dijo la mamá de Rachel con una sonrisa en su rostro.
—Muchas gracias —Le respondí con una sonrisa también.
—Hey, ¿cómo estás?—Dijo Rachel.
—Quisiera presentarte a mis amigos, ellos son Elias, Sara, Paul y Madison. —Agregó Rachel mientras señalaba a sus amigos muy sonriente.
—Mucho gusto chicos. —Respondí con una sonrisa.
—Ellos son amigos de mi iglesia, los conozco desde hace algunos años atrás. —Dijo Rachel.

Sabía que algo en común tenían todos, pues todos al igual que Rachel tenían una mirada diferente y un rostro muy alegre.

Así que ¿estás en la escuela también? —Me preguntó Sara.
Si, hoy fue mi primer día —Respondí.
Genial, porque nosotros también vamos ahi. —Agregó Elias.
—Así que ¿también eres nuevo en la ciudad? —Pregunto Madison.
—Si, por el trabajo de papá nos mudamos hace unas semanas. —Respondí.
—Genial, pues hay mucho por mostrarte. —respondió Paul.

Y así fue como conocí a cada uno de ellos y me sentí diferente pues nunca había tenido a personas que me hicieran sentir en tanta confianza.

Entonces seguimos platicando mientras Rachel me ayudaba con la tarea, y los chicos me contaban un poco de las experiencias que han vivido juntos.

—Oye y ¿estas con Rachel en la clase de la señorita Hanks? —Pregunto Paul.
—Si eso creo —Respondí.
—Oh pues suerte amigo, ella aveces puede ser un poco dura. —Agregó Paul.
—No le hagas caso, la señorita Hanks es buena profesora solo tienes que tratarla bien. —Respondió Madison.
—Claro, trata bien a los demás como quieres que te traten, la regla de oro. —Dijo Paul.
—Si —Dijeron todos.
—¿La regla de oro? ¿Que es eso? —Pregunté.
—Mmm, verás nosotros seguimos un manual llamado la biblia, en el cual encuentras acerca de ella, en el ves cómo sobrellevar tu diario vivir y superar los problemas, es el libro con más sabiduría jamás inventando antes, pues está escrito por la persona más sabia de este mundo, el creador, Dios. —Me explicó Rachel.
—Wow, ¿ósea que con ese libro resuelven todos su problemas? —Pregunté.
—Sip —Dijeron todos al mismo tiempo.

Así pasó el día y convivimos un rato más hasta que todos se fueron, me fui a mi casa también y me quede pensando en cómo había disfrutado el día de hoy pero sobre todo en cómo me hicieron pensar en el hecho de que ellos se veían mucho más felices que yo, creo que ha de ser porque sus familias les prestan atención o no se, lo que si se es que me dejaron pensando mucho.

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