La Invitación

26 3 0
                                    

¿No les pasa que detestan Historia?
Al fin la clase había terminado, y finalmente era viernes, así que me dirigí hacia mi casillero, y en eso Rachel se me acercó.

— Hey Max, ¿como va todo? — Preguntó Rachel.
— Igual que siempre, aburrido... — Le respondí.
— Oye se que llevamos algún tiempo de amigos y creo que es hora de llevar nuestra amistad al siguiente paso. —Dijo Rachel.

Al escuchar eso, en mi mente pensé, quizá le gusto y quiere invitarme a salir, ¿no se supone que yo debo invitarla a salir?,  creo que no estoy listo para eso.

— Aún no siento que estoy listo para tener mi primera cita. —Le respondí.
— No tonto, no me refiero a eso. —Contestó.
— Me refiero a que por un buen tiempo hemos sido amigos y de primera no quería hacerte sentir incómodo con la idea, pero creo que ya es tiempo de poder invitarte a mi iglesia. —Agregó Rachel.
— Oh, tu te referías a eso, no estoy seguro, hace mucho que no voy a una, espera... ¿y debo vestir de traje? o ¿pararme cada que el reverendo lea un libro?  o ¿dejar que me mojen con agua?
— Le respondí.
— Mmmm, no se a que iglesias ibas pero... no nada de eso, solo tienes que vestir como siempre lo haces. — Me respondió Rachel.
— Oh, bueno — Le dije.
— Entonces.. ¿es un si? —Me preguntó.
— Mmmm, eso creo — Respondí.
— Genial, esta es la dirección, te veo hoy a las 7:00. —Dijo Rachel.

La verdad no estaba seguro de ir, pero Rachel era mi amiga y no quería fallarle, aparte mencionó que los demás chicos estarían ahí, así que no tenia nada que perder.

Así que se llegó la hora, llegue al lugar, entré, y Rachel y los chicos ya me estaban esperando.

—Al fin llegas, el servicio casi comienza. —Dijo Rachel.
— ¡Que bueno que viniste Max! —Me decían los demás chicos.

Entonces paso un tipo, se paro en el altar y comenzó a dar palabras de bienvenida. Cuando el término paso la banda para prepararse a tocar, no sabía que las iglesias tenían una, donde solía ir solo alguien tocaba un piano, mientras todos cantaban juntos letras de un libro. La verdad todo era muy diferente, cada uno de los chicos cerraba sus ojos y oraban en su mente, se veía que en serio lo disfrutaban.

Después de que la banda terminara, subió el papá de Rachel, quien era el Pastor, y comenzó a hablar sobre la parábola del hijo pródigo, yo estaba muy atento a la historia, realmente me sorprendió que el padre recibiera de vuelta al hijo, después de malgastar todo y escaparse, en mi mente me cuestionaba ¿porque lo dejo regresar?, si el no lo merecía. Entonces el Pastor comenzó a explicar cómo con Dios es igual, puedes pensar que lo tienes todo, dinero, pareja, status social, "amigos", diversión, y al final el resultado es tener nada, al fin de todo eso, terminas solo, con un vacío en tu alma. Mientras que el padre brazos abiertos aguarda porque regreses a casa con el, para acobijarte y darte amor, sin esperar nada a cambio, el nos da todo, un techo, bienestar, un propósito y mucho mas; con el no nos faltaría nada, solo basta con invitarlo a entrar dentro de ti, y la felicidad esta al alcance de tomar esa decisión... permitírselo.

Realmente no sabía si creer o no en lo que el pastor decía, pero sonaba muy interesante como un Dios te da todo sin esperar nada a cambio y que el podría llenar ese hueco qué hay en ti.

Así que el Pastor cerró su mensaje invitando a todos los jóvenes a pasar al altar y encontrarse con el padre. Yo no sabía si pasar realmente, pero en eso Rachel me jala y me dijo:
—Vamos, no te arrepentirás.

Así que pasamos al altar, yo no sabía que debía hacer, no sabía si dejar mis ojos abiertos o cerrarlos. Decidí dejarlos abiertos y mire hacia arriba, en eso vi una luz muy fuerte, tan fuerte que resplandecía demasiado y de ella salía un hombre en túnica blanca. Voltee a ver si los demás veían lo mismo que yo, pero solo yo lo podía ver, y recordé haber soñado con el mismo hombre, cuando era muy niño, nunca imaginé volver a encontrármelo aquí, lo vi tan claro que parecía que le brillaban los ojos, ¡era hermoso!, todo su rostro resplandecía, y me dijo —Max, te estaba esperando hijo mío.
Mis ojos comenzaron a llorar y mi piel se enchino, no sabía lo que estaba pasando, pero se sentía muy bien, después de eso alguien se acercó a orar por mi, me dijo si quería recibir a Jesús en mi corazón, yo no sabía que decir, y el solo me hizo repetir después de el.
Hice la oración y decidí aceptarlo.

El servicio había terminado y yo no sabía lo que había pasado, solo que me sentía como alguien nuevo y diferente, me sentía bien, sentía que ahora tenía una misión que cumplir, algo más haya de lo que pude haber soñado, algo glorioso.

— Sabia que Dios haría algo en tu vida, lo supe desde el primer momento en que Dios me llevo a hablarte, me da mucho gusto que el se haya encontrado contigo — Dijo Rachel.

—Yo igual, la verdad no me esperaba nada de esto, pero ahora siento que me debo a un llamado más grande que el mío . — Le respondí.

—¡Me da mucho gusto oír eso! —Me respondió.

Los chicos y Rachel nos dirigimos a cenar algo y pasar un buen rato, yo no podía ni comer, simplemente me sentía lleno, sentía una alegría que jamás había sentido, por primera vez en mi vida me sentía completo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 18, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Te estaba esperando...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora