5-El hombre del piano

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-Ya, ya. Yo sé por dónde irme, no hace falta que me echen de esa manera.-comentó Fargan molesto al ser expulsado nuevamente por escandaloso de otro bar-pero se arrepentirán!- replicó alzando la voz.

El famoso búho deambula por las noches entre bar y bar de toda Tortilla, ya muchos lo conocen pero pocos lo dejan pasar, dicen que es muy desastroso.
En su patética salida de uno de los pocos bares en los que tiene permitida la entrada solo dibuja la imagen de un persona ebria y desesperada.

El guardia de seguridad lo observaba desde la puerta y no movía ni un solo músculo, el instinto del ave hacía que lo evalúe desde la cabeza hasta los pies, recorriendo cada centímetro del cuerpo musculoso de su contrario.

-Sabes? Yo pensé que éramos amigos- manifestó Fargan con su tono ebrio mientras se acercaba al guardia lo suficiente como para ponerse a jugar con el borde de su camisa- y yo a mis amigos lo quiero mucho.- dijo intentando hacer lo que mejor sabe hacer: seducirlo.

Fargan, con su ropa un poco sucia por el alcohol, olor a humo, pelo despeinado y su máscara levemente torcida, no da la mejor imagen seductora. Es muy bien conocido en el pueblo por ser de los mejores "intimantes" de doncellas y caballeros que hasta afirma que lo secuestran para utilizarlo como juguete sexual, algo muy dudoso pero muchos habitantes confirman sus dichos.

La poca distancia que separaba sus rostros, Fargan la aprovecha para activar su lado animal, en cambio el guardia de seguridad estaba como una roca ignorando cada gesto que éste le hacía.
Con unos suaves besos en el cuello mientras dibuja pequeños círculos en la espalda, intenta ganarse al guardia.

-Anda, yo sé que tu quieres un poquito de acción- su lengua empieza a hacer juegos con la oreja del custodio de la puerta- Y sé hacer más cosas con mi lengua, ¿sabes?- expresó con tono juguetón el búho mientras le daba una lamida en la mejilla.

Sin darse cuenta, el gorila se gira y le da un fuerte puñetazo en el rostro que lo deja tirado en el suelo.
Su nariz comienza a sangrar al instante. Con un lujurioso gesto acaricia su mejilla recordando el fuerte toque que le ha dado. Sacudiendo un poco sus pantalones rasgados, intenta ponerse de pie pero a duras penas sus piernas responden. Con un suspiro levanta la mirada y ve que el guardia está en la misma posición que al principio.
-No hay caso- afirmó el búho resignado- No es la primera vez que me pegan de esa manera, de hecho ya me he acostumbrado.- comentó en tono soberbio.

Se levanta lentamente, con el puño de su manga se limpia la sangre del rostro y dando una escupida en el suelo una mezcla entre alcohol, saliva, látex y sangre, gira lentamente para buscar otro lugar donde seguir con su cometido.

-Tú te lo pierdes, guapo- gritó levantando el dedo medio al custodio de la puerta que no le prestaba atención.

El silencio de la noche retumbaba en los zumbidos del aturdido Fargan y lo atormentaba, no aguanta ni 10 minutos sin oír nada externo que empiezan las voces a atormentarlo. Coge una piedra del camino y la lanza a lo lejos para ir matando su aburrimiento.
Zombies, creepers, arañas, brujas, etc, no lo asustaban, él mira y sigue su camino.
-JA! Piensan que pueden asustarme cuando soy el mismo satanás encarnado- dijo con una leve risa Fargan mientras camina buscando un nuevo rumbo.

Existe otro bar, uno que no ha visto aún porque no es un bar, sino un bar-café y esas cosas que no tienen alcohol, música fuerte y personas emborrachándose, no le llaman la atención pero no le quedaba otra opción.
Entrando en el bar-café, extremadamente iluminado para su gusto, deja al descubierto el golpe en su rostro y las malas pintas que lleva. Una alfombra que dice "Bienvenido" limpia la suela de sus zapatos.
Observando los detalles del lugar con mayor detenimiento, el lugar tiene un muy bonito diseño aesthetic con cuadros colgados de un estilo retro, las paredes blancas, un gran ventanal se encontraba junto a la puerta de entrada decorada con unas cortinas color champagne, un par de mesas ubicadas junto al vidrio para disfrutar de las vistas, flores como centro de mesa, una carta con cada una de las bebidas que se podían servir, un piano algo desgastado de color caoba estaba en el fondo del lugar. Un poco pequeño el café. La planta baja llamaba la atención con su color cobrizo del piso que combinaba con las mesas y el mostrador donde se hallaban todos los meseros esperando el llamado de un cliente para ir a atender. En un extremo se podía ver una escalera que te llevaba a un segundo piso, un poco más pequeño, con menos cantidad de mesas que la planta baja ya que éste tiene una vista al escenario, lugar dónde se encuentra el piano y un micrófono.
Fargan se sienta en una de las mesas individuales que se encuentran en un rincón, evitando llamar la atención con sus harapos y su rostro morado. Levantando la mano hace una seña llamando a uno de los meseros mientras ojea la carta que se encuentra en la mesa.

Qué hubiese pasado? -Fargan x Focus|| FarcusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora