10- Maizal

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Advertencia por contenido +16
Por escenas sexuales pero no gráficas.
Leer a discreción.
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Dicen que cuando abunda la paz es porque se viene la tormenta. El viento es la señal que algo está por pasar.
Las velas están en alto y el mar está calmo, los experimentados saben que es momento para prepararse para lo que se aproxima pero los novatos tan solo se relajan y disfrutan.
¿Qué tiene de malo el disfrutar de un momento las exquisito, donde los sabores abundan y los placeres se sirven en bandeja de plata?
Quizás ellos no sabían lo que se avecinaba pero vaya que sí disfrutaron de la calma.

Para dar comienzo debo poner contexto.
Pueblo de Tortillaland, específicamente el pueblo 1, nuestros dos protagonistas representan la típica historia romántica del chico buscapleitos y el ser de luz que no mata ni a una mosca o mejor el chico enamorado y el que huye de sus intenciones; conocidos como Fargan y Focus.

El destino a veces juega pasadas muy buenas, como una tela de araña donde cae el más incauto insecto, se encuentra a merced de su raptor y es consumido con deleite; así mismo la famosa "suerte de Fargan" brilló en todo el pueblo encandilando al joven cuervo y con su resplandor lo atrapó en su trampa.

Faltaban unos pocos días para la purga y para amenizar el ambiente decidieron jugar entre los tres pueblos al "amigo secreto" o "amigo invisible".
Existe aproximadamente un 2,7% de probabilidades de que toque cualquier participante y en ese porcentaje a Fargan le tocó el mejor.
Cuando él fue al famoso lugar en donde se te asigna el amigo secreto poco se imaginaba que ese día el viento soplaría a su favor, los planetas se alinearían y hasta los mismos dioses intervendrían para que le toque a aquella persona a quien le tiene más aprecio. Al ver el nombre escrito en aquel papel que le habían dado su expresión y alegría era como de mil soles, mejor que ganarse la lotería, mejor que conseguir el premio más preciado, mejor que cualquier cosa en el mundo porque en aquel papel se hallaba el nombre de su amado.
Oh dulce destino que ha fijado su mirada en aquel desesperado búho, loco y atormentado de amor que bailaba de alegría cada día en que leía aquel papel. Las aves cantan de alegría y Fargan no era la excepción, cantaba y bailaba al son de una melodiosa canción.

Cada vez que le preguntaban quién le tocó, Fargan se negaba a decir y declarar su amor pero si aproximaba en una escala de valor, en puntajes vanos del 1 al 10; cuánto aprecio le tenía a quién le tocó, sin dudar respondía 9-10  porque no le podía dar un puntaje más alto.
Una leve idea se podían dar, los demás habitantes, de quién es su amigo secreto. Aunque él quería disimular, su alegría lo delataba.
"Detesto a quién me ha tocado" , "es un ser horrible" repetía a viva voz para no evidenciar su fortuna pero su alegría hacía que toda aquella mentira se le caiga por el barranco.

Los días pasaban y no hallaba un regalo perfecto: algo que brille como tus ojos, algo que sea tan perfecto como tu sonrisa, algo tan apasionado como tu voz, algo adictivo como tu risa y principalmente algo que haga que caigas a mis pies. Su lista era larga y no alcanzaban los días para poder suplir tan ambicioso regalo.

Todos los demás hacían sus regalos con mucho esmero, regalando animales que nunca vieron o un adorno de chisel que lleva su tiempo; y Fargan aún pensaba algo para su cuervo.

Su corazón desarmado, donde en cada regalo colocaba un pedazo, algo bastante cutre pero sacado con el esfuerzo de sus manos.
Él no es de hacer regalos, no es su punto fuerte, piensa que no hay mejor obsequio que el tiempo compartido entre ambos ¡Pero no puede regalar eso! No se lo permite, mucho menos si es para alguien que aprecia tanto.

"Solo espero que esto le termine gustando"

Repite una y otra vez mientras va planeando  su regalo, que a su opinión es ingenioso y que al menos le va a tomar un rato.

Qué hubiese pasado? -Fargan x Focus|| FarcusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora