CRUELDAD (19)

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Arrastraba los pies como si de un zombi se tratara, incluso tenía la cara de uno con todos esos golpes que estaban entre morados y rojos, cortadas profundas y sangre seca que tenía por doquier.

No sabía dónde, cuando y como es que estaba en esa condición, realmente su mente estaba en blanco.

Su instinto lo guiaba en ese momento por eso logro llegar a lo que era una enorme mansión que tenía muchos lujos y riquezas por doquier.

Su andar no se detuvo incluso cuando frente a él varias Omegas tiraban platos o jarrones que parecían caros al suelo mientras gritaban con demasiada ansiedad.

-¡Gaara! - aquel nombre que logro escuchar hizo que detuviera sus pasos pero ni bien busco la fuente de tal voz cuando un golpe se instalo en su mejilla derecha, mandandolo al suelo. No tuvo ni tiempo para procesar que había pasado cuando un montón de patadas se instalaron en su estómago y cara. -¡Eres un maldito fracasado de mierda! -. El insulto no lo entendía ni cuando ese Alfa mayor lo alzó de los cabellos y golpeó repetidas veces en el rostro.

Su mente estaba como perdida, los golpes no le dolían ni siquiera oía hasta ese punto los gritos que soltaba aquel Alfa pelirrojo. Hasta que esté soltó algo que lo hizo reaccionar por fin.

-¡Pensé que el maldito de Naruto te había matado y que me libró de tu existencia! -.

Sus recuerdos volvieron como si un balde de agua fría le hubiera caído de pronto, un rubio de ojos azules que lo golpeaba, lo humillaba, se burlaba de él y lo peor de todo que lo dejo vivo después de haber perdido era algo que nunca iba a olvidar ni mucho menos olvidar.

Por eso con una rabia y creciente irá detuvo el zarpazo que ese alfa estaba por darle en el rostro. Incluso Rasa estaba sorprendido de ver la actitud de su bastado.

Tanto que bajo la guardia y lo peor de todo es que no se espero que Gaara de un movimiento rápido le atravesará el pecho con su mano. Rasa solo pudo escupir sangre mientras bajaba la mirada despacio hacia su pecho y veía como la mano de su hijo lo atravesaba.

Gaara siempre débil incluso cuando lo entrenaba y este daba todo para intentar defenderse, por eso es que jamás le provocó daño alguno. Entonces, ¿Por qué está vez fue diferente?...¿Que había cambiado como para que su hijo logrará lastimarlo de tal manera?

No estaba para descubrirlo porque Gaara sin sentimiento alguno más que la irá pintada en sus ojos, jalo su mano con fuerza y salpicará sangre en el suelo

- Te debo una, Kushina - fue el susurro que soltó al ver lo fácil que fue matar al líder de los leones blancos, quien estaba tirado en el suelo desangrándose. Lo gracioso es que su padre siempre se jacto de su poder y forma de liderar, ¿Había servido de algo? No, para nada.

Por eso cuando una bola de leones entraron con espadas y escudos después de escuchar los gritos de la servidumbre de la mansión, Gaara no dudo en sonreír con una locura jamás visto por los presentes que logro que estos temblaran de miedo.

- Frente a ustedes está su nuevo líder, que esperan para reverenciarme -. Todos los leones al ver que Rasa estaba en el suelo sobre su propia sangre, se miraron entre sí antes de hacer una reverencia a su nuevo jefe. Dejando complacido a Gaara, porque era sabido que solo se respetaba al nuevo líder si este lograba matar al que estaba o se ganaba su lugar si era vencedor en los juegos de cacería, tal cual estaba haciendo Naruto.
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La muerte de Rasa había corrido como veneno en el agua entre todos los clanes de leones, llegando asi a los respectivos líderes.

Aburame no se había esperado esa noticia pero aún así fue a ver quién era el nuevo líder que ocuparía el lugar de su amigo Rasa.

Kushina por otra parte estaba dándole un castigo a Naruto por su gran falta de respeto al contradecir su orden de cogerse a esas Omegas cuando esté ganó su segunda casería de alfas.

Pero cuando se enteró de la nueva noticia no pudo más que sonreír de alegría al saber que Gaara realmente era alguien digno de admirar. Él pudo salir de eso en tan poco tiempo aún cuando ella paso un par de semanas para poder recuperarse.

Por eso cuando vio a Naruto en el suelo bañado de su propia sangre, lamió su látigo que ocupo para castigarlo y salió de ahí.

Debía prepararse para ir a darle sus saludos al nuevo líder, al fin y al cabo este logro quitarle al bastardo de Rasa de encima. Además si lo manejaba bien había la posibilidad de que con el tiempo se hiciera de ese territorio también.

Naruto al no sentir más ese horrible dolor que le causaba aquel látigo con puntas de cuchillas, se levantó con mucho trabajo. Tosió sangre fresca antes de hacer una mueca de fastidio al saber que esa cara de culo sufrido se haría líder del clan de los leones blancos, vaya mierda.

No lo diría en voz alta pero lo que anhelaba era poder hacer lo mismo y poder estar en el lugar de su madre en el clan. Pero para eso debía ser más fuerte que ella, algo realmente difícil o por el otro lado debía ganar todas las caserías de alfas hasta cumplir los 18 y ser reconocido por los otros dos clanes y todos los leones para poder sustituir a su madre en el trono.

Aún no sabía cuál podía cumplir primero, pero de lo que estaba seguro es que daría todo de si para poder lograr ser el líder de ese clan.
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