Verano, la época favorita de los adolescentes según las películas, puedes salir a divertirte con tus amigos y pasarla increíble, era la época del año perfecta para crear momentos inolvidables, aunque claramente no es cierto, al menos no para Akutagawa, con 17 años ya Ryunosuke quería que la tierra lo tragase.
¿Estaba siendo maduro y responsable?
Por supuesto que no carajo.
Pero bueno, este es el inicio de la serie de eventos desafortunados para Akutagawa.
Un día cualquiera uno de nuestros protagonistas (un adolescente amargado y pendejo) se vio en la obligación de visitar el lugar más "nefasto" de la ciudad, con pesadez el pelinegro se dirigió a la dulcería, Gin le había mandado a por dulces, claramente Ryunosuke le reprochó, según él, los dulces eran para los niños pequeños y el solo hecho de hacerle ir hasta ahí era lo peor que podría pasarle en la vida.
Esperaba que algún automóvil lo arrollara en el camino, al menos así no tendría que volver a estudiar.
O tal vez un meteorito, estaría genial, incluso una invasión extraterrestre, sonaba bien en su mente.
Míralo, cruzando la calle sin mirar a los lados, en cualquier momento un coche lo arrollará, o no, hoy Ryunosuke no tuvo suerte, las personas se veían civilizadas al conducir.
"Justo hoy se les da por conducir bien, malditos idiotas"
Akutagawa suspiró y con decepción siguió caminando hasta la dulcería, la encontró enseguida.
Colores brillantes y muchos dulces, ugh, Ryunosuke creyó que se le quemaban los ojos, hace mucho no veía colores tan chillones.
Pasó por la puerta, miró alrededor examinando la tienda y confirmó todos sus pensamientos, el lugar era nefasto.
Encontró lo que parecía ser el mostrador, un adolescente de cabello gris se encontraba atendiendo con una adorable sonrisa en el rostro.
- ¡Bienvenido! - dijo el alegre chico con voz suave.
- Buenos días - saludo Akutagawa con un poco de incomodidad - Vine por dulces.
- ¡Claro! Que tipo de dulces desea, tenemos muchos - el chico había comenzado a hablar - Tenemos chocolate, chocolate con almendras, gomitas, chicles, paletas.
El adolescente estuvo hablando por 10 minutos de todos los dulces que había en la tienda, Akutagawa dejo de escuchar luego de la palabra "chocolate".
- Y estos son mis favoritos, el verano pasado comí 50 de estos y terminé con dolor de estómago, así que no comas muchos -
- ¿Puedes dejar de contarme tu vida? - Akutagawa sentía que en cualquier momento explotaría.
El chico se sonrojo por la vergüenza, otra vez había hablado más de lo que debía.
- ¡Lo siento mucho! -
- Ya, no te preocupes, dame de estos dulces - Akutagawa señaló unos a azar.
- Wah esos son de mis favoritos también, cuando tenía 10 años mi mamá los compraba mucho - estuvo a nada de seguir contando su maravillosa anécdota hasta que recordó -. Oh lo siento mucho.
La cara del chico estaba roja, Akutagawa solo quería irse de ahí, pasaron unos minutos y por fin.
- Bien, aquí tiene su pedido - dijo el chico.
- ¿Cuánto sería? - pregunto fastidiado Ryunosuke.
- Aquí tiene el recibo - le tendió el papel.
- Gracias... - se quedó en silencio unos momentos esperando recibir el nombre del chico.
- ¡Atsushi! - sonrió - Me llamo Atsushi.
- Ok, gracias Atsushi -
Ryunosuke metió su mano en el bolsillo de su pantalón cuando por fin encontró su cartera la jalo para sacarla, tirando una cajita al suelo que también estaba en su pantalón.
Y como no, Atsushi curiosamente desvió su mirada al objeto que ahora yacía en el piso de la dulcería.
- Oye... - Atsushi hablo con un tono más serio del que había estado usando - ¿Eso es una cajetilla de cigarros?
Akutagawa abrió los ojos de la sorpresa, no sé había dado cuenta de que la cartera no fue lo único que sacó.
- No te incumbe - Akutagawa puso el dinero en el mostrador.
- Eso te va a hacer daño - dijo Atsushi con desaprobación - Perdona que opine de algo que no me interesa, pero mucha gente desarrolla enfermedades a causa de eso, llegando incluso a la muerte.
Akutagawa tosió.
- Dije que no te incumbe, no te metas en los asuntos de los demás -
Con mala gana Atsushi le entrego su pedido a Ryunosuke, mientras hacía una mueca.
- Haré que dejes de hacerle daño a tu cuerpo - proclamó Atsushi, la gente de la tienda empezó a míralos raro - ¡Ya verás!
- Ni siquiera me conoces - Ryunosuke suspiro, que le pasaba a este tipo - Deja de intentar "salvarme" porque no lo necesito, estas bien loco -
- ¿Y? -
- Da igual, no es como si nos volviéramos a ver algún día, olvídate de mi - Ryunosuke agitó la mano en señal de despedida para después tomar la caja de cigarros del suelo - deja de comer tantos dulces, no entiendo como puedes comerlos cuando saben así de mal.
- Los dulces son mejores que la porquería esa que consumes - Atsushi le miro molesto.
- Los dulces saben horrible, pero que se puede esperar de personas con malos gustos -
Atsushi emitió un sonido de indignación y le miro enojado.
- Bien, te haré ver lo geniales que son los dulces, espera y verás -
"Loco" pensó Akutagawa mientras salía de aquel lugar "lo bueno es que no lo volveré a ver nunca más"
¿Verdad?
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Amor azucarado - ssk
RomanceSí, definitivamente un chico amante de los dulces y otro que los odia era una combinación extraña o tal vez no, muy cliché diría yo, tal vez Atsushi es el azúcar que le falta a Ryunosuke y Ryunosuke es lo salado que le falta a Atsushi. ♡︎ La pareja...