Amor azucarado - ssk

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Últimamente Ryunosuke Akutagawa se cuestionaba muchas cosas, de pronto hubo un repentino cambio en su vida que no sabía catalogar como bueno o malo, simplemente se sentía extraño, difícil de explicar en pocas palabras.

Akutagawa se sentía en medio de un lío enorme, su rutina solía ser muy diferente a esto, quiero decir, un chico había llegado de la nada a cambiar su vida como si fuese algún ser enviado del cielo o algo así, no quería admitir que se sentía bien, pero así era, su vida parecía estar cambiando para bien, tal vez podría...

- Hey Aku ¿Qué vas a pedir? -

Ryunosuke alzó la mirada y volvió al presente, Atsushi estaba mirándolo mientras le tendía el menú para que lo tomase.

Ahí se dió cuenta de que había estado frotando sus manos con nerviosismo durante un buen rato, sus manos temblaban.

- Oh si, ahora eligo - acto seguido tomo el menú y le dió una leída rápida.

El cielo comenzaba a tornarse oscuro, algo extraño, el pronóstico no había mencionado lluvia, pero supongo que todos podemos equivocarnos.

- Mierda, parece que va a llover -  dijo Atsushi al ver el cielo oscuro.

Atsushi se froto los brazos.

- No te preocupes, Tachihara debe tener sombrillas aquí - dijo Ryunosuke para después toser.

Ambos estuvieron bastante rato en aquel lugar, la lluvia había invadido aquella ciudad y el tosco ambiente se veía desde las ventanas, la lluvia no tenía intenciones de parar.

No pasó más de una hora para que decidieran salir de aquel lugar, la lluvia seguía fuerte pero no lo suficiente como para impedir que alguien saliera de aquel lugar.

- Um, solo hay un paraguas - Dijo Atsushi.

- Ni modo, tendremos que ir ambos aquí, podemos ir a mi casa primero, está más cerca - sugirió el pelinegro.

- ¿Será este un plan elaborado para secuestrarme y venderme a los rusos? -

- Tal vez -

Caminaron en dirección a la casa del más alto y de vez en cuando Atsushi hacía preguntas de cualquier cosa que se le ocurriese.

- No Jinko, no nací con el cabello así, está teñido, ¿Puedes dejar de hablar dos segundos por favor - dijo el ya amargado Akutagawa.

- El mío si es así, tengo el cabello así porque soy mágico -

- Ajá y yo soy Robert Downey Jr -

- Buuu, que amargado -

- Cállate descolorido -

- ¿¡Cómo se llamaste !?!#?;3;2 -

- Yo no dije nada, trapeador -

- Cuidado Akutagawa -

- Ya ya, te dejo de molestar pelusa -

Sin darse cuenta ambos llegaron a la casa de Ryunosuke. El pelinegro abrió la puerta de la hermosa casa y después entro.

- Pasa si quieres, no hay nadie en casa -

- Oye, de verdad estoy empezando a empezar que esté fue un plan elaborado, da miedo -

- Cállate Jinko -

Akutagawa tosió un poco y luego dejo la sombrilla en el suelo.

Nakajima se froto los brazos nuevamente.

Iba a ser una larga tarde, la lluvia no parecía ceder para nada.

Atsushi ya se encontraba dentro de la casa, no era enorme, pero era linda, en su mayoría gris y blanca, con algunos toques negros, la hacía ver simple y elegante al mismo tiempo, si toda la familia Akutagawa era como Ryunosuke definitivamente tenía sentido el diseño de aquel espacio, gritaba el nombre de Ryunosuke por dónde se viese.

Akutagawa fue directo a la cocina, mientras Atsushi paseo lentamente por el pasillo, admirando las pinturas y retratos que yacian en la pared, tenían pinturas hermosas y no podían faltar la fotos de los hermanos Akutagawa, se veían serios en la mayoría de estas.

-¿Quieres agua? - pregunto Akutagawa desde la cocina.

- Si por favor -

Atsushi se acercó a Ryunosuke y se sentó en una silla.

- Parece que la lluvia está poniéndose peor, no sé si desees irte o esperar, no te voy problema en que te quedes, creo -

Atsushi lo miro confuso, estaba siendo extrañamente amable.

- Si no es mucha molestia, desearía quedarme un rato -

Akutagawa simplemente asintió y le pasó el vaso con agua.

- Le avisaré a mi mamá que me quedaré un rato aquí -