Kaeya observa a Diluc a través del salón de baile, las personas unidas en parejas se arremolinan entre ellos, danzando y dando vueltas con gracia por el lugar al ritmo de la música alegre que los músicos locales están tocando. Kaeya sostiene una copa rellenada ya por quinta vez de vino, dando vueltas al líquido en aquel espacio confinado de forma distraída; junto a él están Amber y Lisa, compartiendo una conversación lo suficientemente alegre como para que escuche sus risas resonar a través de su ensoñación, pero Kaeya ya ha perdido el hilo y no tiene ni idea a dónde ha ido a parar, así que solo sonríe con simpleza, como si estuviera al tanto pero eligiera no comentar nada. Ellas no parecen molestarse o interesarse en su silencio, al menos Amber, porque Lisa lo ha estado observando de reojo un par de veces, ocultando una sonrisa burlona y cómplice tras su copa prístina. Pero si es que se ha dado cuenta del motivo de su distracción, no comenta nada al respecto. Kaeya agradece el gesto internamente, porque esa es la misericordia que Lisa difícilmente ofrece.
Entonces, Kaeya, después de creer conveniente reír sobre algo que Amber ha dicho, sus orbes violetas se desvían nuevamente con facilidad. La melena roja y revoltosa de Diluc, amarrada hoy en una coleta alta, ha avanzado unos pasos más para conversar con otros de los invitados presentes en la fiesta, tiene a Jean junto a él, y ambos sonríen con cortesía, respondiendo a preguntas y aportando comentarios que Kaeya es incapaz de oír a la distancia, pero por algún motivo, la vista lo hace sentirse ansioso, intranquilo. Él sabe que cualquiera en la sala sería incapaz de notarlo a primera vista, pero Kaeya no es cualquiera . Diluc continúa avanzando con su recorrido de saludos y con cada nueva palabra que pronuncia la esquina de sus labios curvados se tensa más, una sonrisa que intenta verse amigable pero cuyas intenciones cálidas no llegan a proyectarse en sus ojos, sus mejillas están rojas por el esfuerzo, o quizás por la única copa de vino que sus labios han tocado en toda la noche, y sus manos tanto ocultas como unidas tras su espalda se amasan entre ellas cada cierto tiempo. Por supuesto, Diluc mantiene su actuación caballeresca, la postura erguida, el tono de voz seguro y firme.
Kaeya no puede evitar fruncir el ceño, su intranquilidad acrecentándose a cada tic tac del reloj, algo anda mal, lo sabe y es incapaz de detener la picazón en las palmas de las manos cuando su instinto le dicta hacer algo.
Pero se mantiene estable, con los pensamientos siendo un desorden de incertidumbre, ingiriendo otro sorbo de vino pese a que el sabor ha dejado de sentirse agradable en su lengua desde hace un tiempo.
"Y entonces... Hey, ¿Kaeya? ¿Me estás escuchando?"
Kaeya escucha su nombre, saliendo de su burbuja y volteando para dirigir su atención hacia Amber. La joven caballera exploradora lo está escudriñando con la mirada, mantiene sus manos en sus caderas de forma desafiante y sus mejillas están hinchadas en un mohín como si fuera una niña pequeña. Desde la perspectiva de Kaeya, por supuesto, eso es lo que exactamente ella es.
"Ah, no podría ser de otra forma, querida Amber. ¿Acaso crees que sería tan maleducado como para ignorar la perorata de una joven dama?"
Amber suelta un bufido al ladear la cabeza, indignada y cruzando los brazos sobre su pecho, pronto ella está levantando una de sus finas cejas, continuando con esa mirada desconfiada. "Hah", ella resopla antes de sonreír con autosuficiencia, "¿entonces sobre qué era de lo que estaba hablando?"
Kaeya ríe cuando la confrontación que había estado esperando llega, "bueno...", dice, extendiendo el momento, supone que esta vez no podrá librarse de un par de golpes infantiles en el brazo cuando responda con sinceridad a la menor, pero justo cuando abre la boca para contestar, Lisa lo interrumpe.
"Amber, cielo, no molestes demasiado a Kaeya..." ella enuncia, el tono de su voz derrama una falsa y melosa compasión, "después de todo, escoltar a alguien requiere de más que dedicada atención".
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Call it fate, call it karma「 Kaeluc oneshot. 」
Roman d'amour"¿Está bien que el anfitrión de la fiesta esté aquí y no sea partícipe de ella?" Kaeya intenta, asomando el rizo de una sonrisa. Diluc no contesta, al menos no pronto, sus dedos se aferran a las manos de Kaeya, observando la unión entre ellas. "Vini...