Prólogo; Heaven in Hell

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En un abrir y cerrar de ojos, el universo entero se volvió un ser humano. Y eso es decir mucho. 

El universo es infinito, nosotros somos efímeros, ¿qué tanto podía durar esto para dejar marca en el resto del mundo siquiera? Si vemos todo desde una más amplia perspectiva, no somos nada más que otra roca flotando en el espacio. Pero dentro de esta roca fría y vacía yo había encontrado vida; girando alrededor de una gran estrella, en un rincón de este planeta, mi universo entero se resumía a aquella hermosa criatura que me llamaba:- Hyung.

Hubo un tiempo en el que sólo su mirada me volvía loco. Ese lujo lo perdí hace tanto tiempo. La más remota idea de aquel bello ser recostado sobre las sábanas que enredaban nuestros cuerpos. Sus caricias sobre mi piel ardían como el infierno. Aún así, su voz era tan dulce como un coro de ángeles. Podría atraer hasta a la serpiente más astuta a una cita segura con su muerte entre las espinas del tallo de una rosa. Tantos recuerdo vacíos ahora en mi memoria, cada vez quedan más atrás, pero no me dejan del todo. Me torturarán eternamente.

Lo admito, en su presencia mi corazón se entregaba a él. 

No tenía más vida que dar que la mía propia, tan poca cosa que ofrecer. Sin embargo, en aquel tiempo Jeongin era el dulce anhelo de una amarga existencia. Cuando perdí el rumbo el me ayudó a encontrar el camino. Cuando caí en el abismo, él me tendió su mano mientras otros me la negaron. Cuando le rompí el corazón, él me perdonó; pero el castigo a cambio, fue una cadena perpetua lejos de su calor.- Sigue con tu vida Hyunjin, sé feliz. Inténtalo, por favor.

Las mañanas cuando despierto al lado de un completo desconocido, son el momento cuando sus palabras perdidas en mi pensamiento salen a flote. El brillo del sol filtrándose entre las cortinas, el frío aire que no volvió a ser cálido desde que dejó mi lado. En esos momentos por la mañana, cuando otro yace junto al mío, es cuando más recuerdo sus palabras. Sé feliz. ¿Como podría permitirme eso después del crimen que cometí? Un crimen que incluso es protagonista de libros muy antiguos escritos por el hombre. El crimen por el cual la humanidad siempre arrastrará una condena: la traición.

Es parte de mi como ser humano ¿saben? Ser miserable, prohibirme disfrutar la vida y seguir adelante. Es con lo que debo cargar por ser como soy, por comer del fruto prohibido. No me tomó ni dos semanas volver a caer en tentación. A mi deseo carnal le importó una mierda que mi corazón estuviera destrozado en mil pedazos. Mi cerebro hizo caso omiso a las advertencias, peor aún, a las consecuencias. Dos semanas. Encontrar a alguien nuevo y comenzar otra vez el círculo vicioso. Después de cada una de esas noches me la pasaba llorando en silencio hasta quedar dormido. Tan poco tiempo me tomó cambiarlo físicamente. Por más pecador que fuese, el lazo rojo que me une a él se tensa, se estira y debilita, pero no se rompe. Mi alma y espíritu siempre le pertenecerán.

Miro el cielo a través de la ventana, la infinidad de luces danzantes en el cielo, y me imagino un mundo donde él y yo aún podemos coexistir. Como ya lo he dicho, él me perdonó. Jeongin no es el problema. Soy yo el que tiene prohibido volver a arruinar tan hermoso paraíso. En aquel mundo ideal yo me permito redención y acreedor de su perdón. En ese fantástico y extraordinario mundo imaginario en los cielos, me permito ser feliz junto a él. Cuando vuelvo a la tierra, la realidad me golpea con la fuerza de la gravedad hacia el suelo. Al parpadear, todo eso se ha ido, y el instantáneo pasaje que se proyectó en mis ojos vuelve a ser solo un sueño.

Incluso los demonios podemos soñar con ser felices.

Heaven in Hell, (hyunminin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora