Obsesión de sangre - PARTE I

464 26 76
                                    

"No puedo creerlo... tanto que me lo advirtió mi madre y resulto ser cierto", se reprochaba internamente Andrea mientras manejaba de regreso a su casa.

Era de noche, y la carretera demasiado oscura; afortunadamente no pasaban muchos autos por ese lugar, por lo que había poco riesgo de sufrir algún accidente. Aún así, no era había sido lo más sensato de su parte tomar su auto y conducir sola a esa hora de la noche.

"No tenía otra opción", pensó apretando el volante y recordando como su ahora ex novio la había engañado con la novia de aquella boda; todo el tiempo le dijo que solo eran amigos, e incluso ella había sido elegida como una de las damas de honor... pero justo cuando Andrea buscaba un baño durante el banquete, se encontró con el que pensó que seria el amor de su vida junto a la mujer que se supone se había casado apenas tan solo unas horas.

—No se lo digas a Dylan... por favor- le imploro la mujer mientras ella temblaba sin poder creer lo que sus ojos habían captado.

Asi que llena de rabia y sintiéndose sumamente traicionada, tomo las llaves de su auto y salió de la fiesta sin pensarlo mucho.

No obstante, aquel lugar estaba bastante retirado de la ciudad; era una hermosa granja remodelada que poseía un pequeño viñedo. Por lo que no era un lugar muy concurrido, así que el camino a casa seria largo, silencioso y lleno de pensamientos dolorosos.

—Hey, ¡ayuda!

La joven salió de sus pensamientos cuando se encontró con un atractivo hombre rubio haciéndole señales para que parara

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La joven salió de sus pensamientos cuando se encontró con un atractivo hombre rubio haciéndole señales para que parara.

Era demasiado noche, y tal vez no era lo más cauto de su parte el pararse a ayudarle. Pero también sabia que si algo le había ocurrido al chico, nadie lo ayudaría al menos hasta que terminara la fiesta y los invitados regresaran al otro día. Por lo que decidió confiar, y pisando el freno comenzó a detener el auto a un lado.

—Hola, muchas gracias por pararte- dijo el sujeto mientras ella bajaba del auto —; venia de una fiesta y de repente se me poncho un neumático. Pero el dueño del vehículo es un tonto y no carga nunca un repuesto, por lo que tuvo que ir a buscar uno... aunque a esta hora no se si encuentre algo. ¿Sabes? No ha pasado nadie por aquí desde que nos detuvimos.

—Oh, ya veo- comento la joven acercándose —, yo tengo uno en mi cajuela. Creo que les servirá.

—Muy amable, de verdad nos has salvado- respondió el hombre sonriendo y Andrea se sonrojo al notar que era demasiado guapo.

—Si, claro... bueno, si quieres ven a ayudarme a sacarlo.

—Por supuesto -respondió el rubio.

Ambos caminaron a la cajuela, y cuando la chica abrió la portezuela, este se inclino para tomar el neumático.

—Oh... creo que esta oscuro... deja te ilumino- se ofreció la joven pero inmediatamente el sujeto negó.

—Esta bien, puedo ver bien...

EROS - Antología de relatos románticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora