Mi souvenir inglés

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—Y bueno, a mí ya me conoces. Pero deja te presento al resto de tus roomies- la invito el pelirrojo chico que había ido por ella al aeropuerto.

Lily era una joven mujer que acababa de renunciar a su primer empleo hacia poco; después de un incidente algo desafortunado en su vida personal, y tras estar pensándolo bien, decidió que ya estaba harta de vivir la siempre aburrida y monótona vida que tenía en Estados Unidos.

Y es que jamás había hecho algo loco en toda su existencia. Siempre fue la hija perfecta y la estudiante sobresaliente. Cumpliendo las expectativas de todos... menos las suyas.

Tal vez ya fuera algo tarde, pues no era más una simple joven universitaria... pero aún estaba viva y quería saber qué es lo que se sentía irse a la aventura; por lo mismo, estuvo trabajando dos años en el primer empleo que consiguió después de terminar la carrera de Informática y tras ahorrar como una obsesa, consiguió reunir la cantidad de dinero necesaria para vivir en Inglaterra los 3 meses que le permitía su pasaporte.

No obstante, quería probar la experiencia completa, y tras investigar y quedar de acuerdo con el encargado de la casa, pudo rentar un cuarto a buen precio en un lugar muy bien ubicado de Londres.

—Hola a todos- saludo el ruidoso pelirrojo, llamando la atención de tres personas que estaban comiendo en la cocina.

—No tienes que gritar para todo, Charlie- lo reprendió un sujeto de piel oscura y vestimenta deportiva, pero bastante a la moda.

—Si, como sea. Les presento a nuestra nueva roomie: Lily- dijo y tomándola de los hombros, situó a la rubia delante de él.

—Hola, bienvenida- una mujer de cabello castaño oscuro fue la primera en saludar —mi nombre es Olivia- se presentó dándole la mano; después de eso, siguió otra chica de también cabello color castaño, pero algo más claro. Su nombre era Emily, pero a diferencia de Olivia (que era pequeña y llenita), ella era bastante alta y poseía un cuerpo atlético, seguramente producto de practicar algún deporte como natación.

El ultimo en presentarse fue George, mostrándose amable aunque algo desinteresado en ella.

A Lily no le sorprendió aquello, ella no era del tipo de que llamaba la atención a los hombres; solo había tenido una relación en toda su vida, la cual, aunque duro casi cinco años, ni ella sabía cómo es que se había dado.

No era nada buena en coquetear, al contrario, se consideraba una persona tímida y para nada atrevida. En el fondo de su corazón, se sentía incluso algo celosa de las mujeres sobre las que leía en sus novelas románticas. Ella deseaba poder ser así de coqueta y atrayente, pero su personalidad no se lo permitía.

Tampoco es que fuera fea; todo el mundo decía cuando la conocían por primera vez que era una chica atractiva, con buen cuerpo y lindos ojos azules. Desgraciadamente, parecía ser lo suficientemente aburrida, como para que eso tuviera más peso a la hora del ligue.

 Desgraciadamente, parecía ser lo suficientemente aburrida, como para que eso tuviera más peso a la hora del ligue

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EROS - Antología de relatos románticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora