Maratón 1/4.
Harry frunció el ceño en cuanto escuchó la voz de su tía, se quedó quieto escuchando lo que sucedia afuera de donde estuviera, escuchaba la voz de su tía hablarle a alguien, parecía dulce y le daba sus felicitaciones por su cumpleaños. La siguiente voz que escucho fue la de Dudley que exigía sus regalos de cumpleaños, se alarmó cuando escuchó pasos pesados sobre su cabeza y por instinto prendió la luz del pequeño armario y salio rapidamente hacia la cocina. La luz lo cego pero eso no impidió que llegara a la cocina y rápidamente prendiera la cafetera, encendiera la estufa y sacara huevos y bacón de la heladera para comenzar el desayuno. Aún así recibió un golpe en sus posaderas y un grito de su tío porque no estaba el desayuno.
Mientras se freian los huevos y el bacón pensó en lo que estaba pasando, miro las cosas de la casa y a sus tíos, se veían igual a como hace un par de años, cuando solo tenía once y no parecían tener tantos problemas por su culpa. Pero no entendía nada, hasta hace unos segundos había estado sobre el puente de Hogwarts junto a Hermione partiendo la varita de Saúco y ahora estaba ahí, de nuevo en la casa de sus tíos con solo once años.
¿Todo lo soñé? Pero era tan real.
Harry sirvió el desayuno con miles de cosas revoloteando en su mente, permaneció en la esquina pensando y no prestando atención a lo que sus tíos y primo conversaban hasta que su tía se dirigió a él. Parecía bastante enojada así que suponía que hace rato le estaba hablando.
- ¡La próxima prestame atención, fenómeno! ¡No digo dos veces las cosas! -
- Si, tía Petunia -
- Nos iremos al zoológico, vendrá la niñera a cuidarte, más te vale que te comportes, tienes pan y agua, ponte presentable -
- Si, tía -
Harry comio y bebió con prisa para poder ponerse otra cosa, tenia que estar listo para antes de que se fueran sus tíos, si no habría otro golpe. Harry pareció ver por primera vez su armario, en los estantes que había junto a la pared y en donde solía tener juguetes rotos que Dudley desechaba, había libros muy bien acomodados, algo desvencijados y viejos, pero muchos más libros de los que solía recordar antiguamente, en el estante más bajo se acomodaban pequeñas pilas de ropa, también viejas y raidas a excepción de tres camisetas que tenían caras de perros que él conocía bien, eran camisetas estampadas con fotos de los perros de la tía Marge. Su colchón estaba sobre lo que parecía ser solo la parte de abajo de una cama, no tenía laterales, era solo el esqueleto y tenia solo una sábana junto con una almohada delgada. Las paredes estaban desprovistas de los dibujos que Harry recordaba tener de sus sueños. No estaba Hagrid con la moto mágica, o su representación del Avada Kedavra que había pintado en un verde oscuro, en cambio había un solo papel de alguien que él recordaba muy bien.
Severus Snape estaba pintado junto a un pequeño Harry sin lentes, no tenía fondo y el dibujo parecía haber sido hecho cuando apenas tenía 5 años, los trazos eran inestables y las ropas de ambos no estaban del todo pintadas. Si alguien lo mirara parecería una mancha negra y una pequeña mancha verde con rojo a su lado, pero el conocía muy bien a su profesor y el sabía que ese hombre estaba ilustrado en su infantil dibujo. Harry se apresuro y se cambió la raída camiseta por una de las que tenía la foto de un perro, se calzo uno de los pares de zapatillas roto que tenia bajo los estantes y salio del armario en el momento justo en que los tres Dursley bajaron.
- La niñera vendrá en un rato, cuida no hacer nada raro frente a ella, no quiero tenerla hablando de nuevo sobre "las maravillosas cosas que haces" -
- Si, tía Petunia -
Los tres se fueron y Harry se quedó solo en la casa vacía, escucho el ruido del motor alejarse y cuando estuvo seguro de estar solo corrió a su armario y buscó debajo del colchón un cuaderno en donde anotaba cosas, por un momento pensó que no estaba hasta que vio que estaba encastrado debajo del esqueleto de madera que en teoría era su cama. Lo abrió y vio para su alegría que todo lo que recordaba haber anotado estaba ahí, a excepción de unas cuantas páginas que relataba la existencia de una niñera que lo cuidaba y que según el libro le caía muy bien. Harry recordaba los cuidados de la señora Figg, o más bien los pocos cuidados que ella le daba cuando hacía de niñera y realmente no era ni alegre ni amigable como decían las páginas de su libro. Se preguntó quién sería la niñera y también tenía muchas más preguntas sobre qué estaba pasando.
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Todo lo que creí saber
FanfictionHarry toma la decisión de romper la varita de Saúco luego de la batalla final, sin embargo, le sucede algo que jamás imagino. .... Los personajes pertenecen a J. K. Rowling. Historia de mi autoria.