Después de dos años exactamente volverías a reencontrarte con tu mafia.
Aquella última aparición en el casino más prestigioso de Montecarlo donde asesinaron al jefe de la mafia Italiana y al sucesor quien era su hijo mayor. Misión fácil, que casi te costaba la vida. La recompensa fue buena, se quedaron con un poco (y por decir poco es todo) de lo que habían ganado esa noche ambos bastardos. Recordarlo te hacía sentir cada momento como si lo volvieras a vivir. Claro, a excepción de que casi mueres. Eso no te gustaba contarlo ya que por eso, sucedió otra cosa que aunque negarás, te partía el corazón.
Tu trabajo era bueno en cuestión de la paga, pero absurdo por las condiciones en las que iba tu vida. Esconderte de enemigos, huir de la ley, asesinar gente para otra gente; o para evitar ser asesinada tú, portar armas de grueso calibre, traficar cualquier cosa ilegal y estar al borde la muerte cada maldito segundo. En resumen, vida de una criminal total.
Eras una niña cuando comenzó a tener protagonismo todo eso en tu vida. Tus padres te echaron a corta edad. No fuiste deseada y mantuvieron su sentimiento de rechazo desde que supieron de ti hasta que sin remordimiento y en contra de tu voluntad te dejaron en manos del destino, cruel por cierto . Claro, una niña qué podía saber a esa edad, pero lo que entendiste no dejaba de ser doloroso. "Dejaron de quererme por mi culpa" ¿Culpa? ¿Qué clase de culpa podía tener una niña de siete años?. Los que debían vivir así tendrán que ser ellos. Pero en fin, ya no te importaba, habías sabido vivir con culpa toda tu niñez además de furia, decepción y tristeza de todo y todos.
Supiste vivir sola, tuviste que adaptarte a las reglas de la calle. En esa adaptación y aprendizaje, cosas horribles te sucedieron pero no te dejaste consumir. Aquella niña dulce con un corazón puro tuvo que cambiar y dejarse contaminar para sobrevivir. Y ahora así vivirias el resto de tu vida por dónde te encontrarás. Era tarde dejar lo único que conocías y por desgracia, te tenía cubierta hasta la cabeza. Sobrevivir es la meta de cada día.
- ¿A quién hay que matar?
Todos los chicos se giraron para verte y pudiste sentir esas vibras de fuerza, peligro, adrenalina y muerte emanar de sus ojos.
- Pero miren quien es. El diablo encarnado.
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Jimin relamió sus labios al mirarte detenidamente en ese vestido tan ajustado. No porque no te hubiera visto desnuda, sino porque lo quería repetir.
Lo admitias, el sexo de esa noche te hizo gritar tanto que casi te volvías loca. Jimin sabía lo que hacía y si pudieras repetirlo lo harías solo por volver a probarlo como aquella vez. Sabía jodidamente bien y sus gemidos te excitaban tan solo recordarlos.
