05

1.3K 155 164
                                    

Después de que Kouyou se fuera...

Chūya inspeccionaba la deteriorada casita donde Dazai vivía con los niños. Estaba limpia, pero cerca y por la parte trasera, había muchos arbustos y un camino que llevaba a cierto bosque. Era peligroso la cantidad de insectos y animales salvajes o venenosos que podrían entrar a la casa y hacerles daño, como el alacrán de hace pocos días y las hormigas.

— Esta casa es un horror. ¿Cómo puedes vivir aquí?

Comentó con lástima, observaba los pocos muebles que había, y lo vulnerables que eran a la parte trasera de la casa.

— Tengo desde que nació Ryū, viviendo aquí. Tres años. El sueldo que tengo ahora, es mi castigo por tener hijos, Chūya. Pero no me arrepiento de nada. Sus caritas felices me dan fuerzas para vivir.

Respondió sonriente. Chūya estaba confundido.

— Dazai... ¿Cómo pudiste...recoger a un recién nacido del basurero, a tus quince años...? Digo, para mí sería difícil... No podría acostumbrarme y... S-Somos muy jóvenes...

— Lo sé. Nunca podrás estar conmigo como tanto quieres, porque jamás aceptarás a mi Ryū. Él es mi hijo aunque no lleve mi sangre. Yo lo crié, le dí un nombre, lo cuidé, le dí mi amor y él sólo me tiene a mí. Fue en aquella noche en la que tú y yo hicimos eso por primera vez. Estaba muy agotado pero, ese niño me conmovió, deseé protegerlo y lo hice.

El pelirrojo se quedó en silencio durante un momento, escuchando las palabras de Dazai. No sabía qué responder, lo admiraba demasiado. Se aproximó a él y en un descuido del castaño, lo abrazó, aprovechando que Dazai estaba sentado en una de las sillas. Acariciaba parte de su cabeza y cabellera.

— Aléjate, Chūya. Eres molesto. No quiero tu lástima.

Se quejó. El de sombrero sujetó del mentón a Dazai para acercarse a besar sus labios con delicadeza. Dazai se separó luego de él y se levantó de la silla, alejando a Chūya.

— Lo que me dijiste el otro día, no tiene perdón. Vete a tu mansión, Chūya. Yo debo encargarme de los niños y de cuidar sus sueños.

Dijo serio. Aunque sus sentimientos por el pelirrojo no cambiaban, aunque le haya dicho cosas tan horribles y humillantes para él.

— Yo quiero...que me des la oportunidad de hacerme cargo de Atsushi-kun. Tengo que ganarme su cariño, su confianza y hacerlo feliz. Quiero...que él me vea cómo un padre.

— ¿Y Ryū? ¿Qué sucede con él?

Cuestionó molesto, cuando miró que el pequeño Azabache se aproximó a Chūya y abrazó una de sus piernas para hacerse notar y saludarlo, era extraño pero lo hacía.

— ¡Papi!

Al escucharlo, tanto Chūya como Dazai se sorprendieron. ¿Desde cuándo Ryūnosuke quería simpatizar con Chūya? O bien, ¿Por qué le llamaba de esa forma?

Chūya acarició la cabellera del azabache, despeinándolo ligeramente, y al notar la insistencia del niño de querer estar con él, no tuvo otra opción más que levantarlo en brazos, donde Ryū lo abrazó del cuello. Estaba confundido.

— R-Ryū... Chūya no es tu papá, Chūya...

Nervioso de lo que Chūya podría hacer o decir.

— Déjalo, Dazai. Me siento un poco más capaz de hacerlo... Aunque, esto es extraño...

"Ryūnosuke estaba en el basurero cuando nació... ¿No tendrá bichitos o enfermedades que podrían contaminarme o contaminar a Atsushi?".

Pensó. Bajó a Ryū al suelo, quien volteó hacia arriba algo confundido. Se sacudía. Dazai tuvo que contener su enojo sólo por la presencia del niño, a quien levantó en brazos y besó sus mejillas con ternura.

ENAMORADO DE UN IDIOTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora