Te Encontré | Parte 3

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Su rostro se congela con cada minuto que pasa. Quizá sea por la ventisca que cubre la ciudad o por el rastro de lágrimas que surcan sus mejillas. Abrazando el maletín entre sus piernas, tratando de cubrirse sin intentarlo del frío, mantiene la mirada perdida en un basurero que tiene en frente, una pared desgastada y vieja detrás. Ni siquiera sabe cómo es que llegó a aquel callejón de mala muerte, y tampoco le interesa saberlo.

Después de todo, está en N, y la ciudad no parece nada barato, al menos no para lo poco con lo que cuenta. Seguramente un cuarto de alquiler es excesivamente alto, eso sin mencionar si deben existir algo tan bajo como eso siquiera. Los grandes edificios no son para nada comparables.

Lo mejor sería... esperar a que la nevada cediera y pueda buscar algo para comer. Tal vez buscar la forma de volver a su previa ciudad después y continuar su vida, ¿no? Olvidando el hecho de la existencia de alguien más que demostró no reconocer la suya. Aunque quizá era entendible, es decir, sus simples esperanzas no pudieron contra el tiempo que ha pasado.

El ruido del viento gélido trata de distraer los dolorosos pensamientos del joven castaño. Aprieta los ojos y otra ola de lágrimas se asoman para congelarse a los minutos. La presión en su pecho por el llanto se intensifica al sentir el fuerte golpe de la nevada a pesar de tener a un par de basureros a su costado para impedir que lo den con golpe. Guarda las manos y muerde su labio inferior en un intento de controlar sus sollozos.

Media hora después, siente su estómago arder. Recostado en la húmeda pared, se deja sentir por la aún incesante nevada. Mantiene los párpados semi abiertos observando con la escasa luz enfrente, como una máquina que se va quedando sin batería. Evita en todo momento ahora pensar en lo que pasó hace dos horas, en cómo Tommy lo ignoró y lo dejó botado sobre la blanca pista con el corazón roto. Por un momento se planteó buscarlo de nuevo, de inmediato, pero... ¿para qué si el joven rubio le dejó en claro que no lo quería ver? ¿para qué si no reaccionó ante el primer encuentro? Además, seguramente ya hace horas que Thomas tomó un avión de vuelta al viejo continente con una fecha de retorno inexistente.

Por unos minutos, se planteó, se aferró a la idea de que únicamente lo agarró de sorpresa, que reaccionaría y le pediría al chófer que diera media vuelta, que lo buscaría y lo abrazaría tan fuerte al encontrarlo. Que nuevamente estarían juntos después de tanto tiempo. Pero eso nunca sucedió y no sabe por que aún mantiene una pequeña llama de esperanza en su pecho. Tampoco es que se haya ilusionado tanto, mucho menos que dolería tanto. Pero sucedió y no tiene más opción de aceptarla y... seguir adelante.

Pero, ¿a dónde exactamente? Dylan se siente perdido, herido y cansado. Sólo se deja consumir por los brazos de la nieve y dejar que hele su corazón y su alma por un tiempo, lo suficiente para que deje de doler y recordar.

Entre el soplo del aire, escucha unos pasos acercarse. Se mantiene inmóvil, escuchando que se acerca más a dónde se encuentra. En un atisbo de temor, contiene la respiración, pero su pecho duele fuertemente que deja la idea. Un par de botas de cuero se detiene frente a él. Lentamente, eleva la mirada y siente su cuello endurarse por haber estado en aquella posición tanto tiempo. Mira las gruesas piernas abrigadas por unos jeans, una casaca de cuero que cubre su torso con una capucha que cubre su cabeza; sin embargo, poco o nada puede detallar su rostro ante la poca iluminación.

—¿Cuánto tiempo estás ahí? —pregunta la voz gruesa—. ¿Eres de aquí? ¿Un vagabundo? ¿Tienes a dónde ir?

Dylan abre la boca, pero también le resulta difícil y dolorosa la acción, así que simplemente niega lentamente. El otro tipo suspira y mira por ambas direcciones, después baja la cabeza y lo examina, mira el maletín entre sus piernas y de nuevo a él. Saca su mano del abrigo y se la da a Dylan.

❝𝙏𝙝𝙧𝙚𝙚 𝙎𝙝𝙤𝙩 ♔𝑫𝒚𝒍𝒎𝒂𝒔♔ ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora