Siempre que iba a clases oía lo mismo de siempre "Los hermanos Haitani son los más fuertes de Tokio" nunca supe quienes eran pero decían que derrotaron a los líderes de Max maniacs, lo cual era difícil de creer porqué los de esa pandilla eran los líderes de todo Roppongi, muchas veces he tenido que lidiar con personas de esa pandilla y son muy fuertes.
Aunque me alegra que los de esa pandilla hubieran sido derrotanda, un problema menos para mi.
—¿Ya estas lista, Kazumi? — me pregunta Azami tras la puerta.
—¡Si, ya estoy lista! — digo arreglando bien mi cabello negro.
Hoy sera mi nombramiento como Presidenta del Concejo Estudiantil de mi Academia, por eso estoy en la casa de una amiga. Hoy papá iría a su "trabajo" y por eso no debía ir a casa, porque mamá estaría sola y ella siempre lleva hombres a casa para drogarse.
Escucho la puerta de la habitación abrirse, mostrando a la Sra Yamada junto a Azami.
—¡Que linda te ves, Kazumi-chan! — me alaga la Sra Yamada, la cual lleva una cámara.
—Gracias, Sra Yamada. — agradezco con una sonrisa.
Azami me trae la banda de Presidenta y me la empieza a poner.
—Gracias por dejarme quedar hoy aquí, ya saben, hoy mis padres fueron de viaje y no podrán venir. — miento con una sonrisa. Si les digo a los demás que mi mamá y mi papá son unos drogadictos vagabundos de las calles, podría perder toda mi fachada de niña con familia normal.
—No agradezcas, eres amiga de Azami así que eres bienvenida aquí cuando quieras. — dice la Sra Yamada con una calidad sonrisa.
Término de prepararme y voy al auto de la Sra Yamada para ir a la Academia.
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Estoy nerviosa, en unos momentos me toca dar un discurso de agradecimiento a toda la escuela. Además de que mi representante tiene que darme mi certificado, y mis padres no pueden y tampoco tienen que venir.
—¿No puede un profesor darle el certificado? — pregunta la Sra Yamada, algo preocupada porqué no tenía a mi representante. —Sus padres están de viaje y no podrán darle el certificado. — le informa a la directora.
—¿Puede usted darle el certificado, Sra Yamada? — pregunta la directora.
—¿Eh? ¿Yo? — cuestiona señalandose a si misma con el dedo índice. —Yo no podría, yo no soy su representante ni nada parecido. — se niega mientras agita sus manos.
—Yo...— trato de hablar, pero me siento mal. Siento una presión en el pecho y también mi respiración empieza a acelerarse.
—Yo le entregaré el certificado, Directora.— escuche a la psicóloga de la Academia.
