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– No hare nada de lo que me pida Dios, para mí el ya no vale nada. – La voz de Jimin se escuchó temblorosa y sus manos se hicieron puño a sus costados. Miró hacia todos lados buscando como librarse de aquella luz que lo cegaba de a poco.

– Jimin, Jimin... Te doy la oportunidad de dejar todo esto, solo si dejas que lo que tenga que pasar con JungKook pasé, no lo queda mucho tiempo y ¿Para que hacerlo sufrir más de la cuenta? Tengo el poder para parar esta catástrofe y que todo vuelva a ser lo que era, solo necesito que te olvides de él. – La voz de Dios se escuchó por todo el local poniéndole la piel de gallina al menor.

– Ya le dije que no, puede irse ahora mismo.– Gritó Jimin sintiendo como algunas lágrimas se escapaban de sus ojos nuevamente. Retrocedió hasta llegar a la puerta la cual había sido cerrada por Dios para no dejarlo ir. Jimin al darse cuenta se mordió el labio nervioso.

– Estas confundido Jimin, yo se que tu eres uno de mis hijos. Te daré la oportunidad de olvidar lo que hiciste con aquel demonio y así tendrás una vida asegurada a mi lado como uno de mis ángeles en el cielo, tu madre no se sentiría muy orgullosa de saber que su único hijo ya no es puro y lo peor, fue con un hombre y no cualquier sino que el mismísimo Diablo. No la hagamos decepcionarse. – La luz se fue y en vez de eso por la puerta apareció Dios, junto con algunos Ángeles, no mas de diez los cuales lo protegían como si fueran guardaespaldas.

– A estás alturas me da lo mismo lo que mi madre piense de mi, yo solo quiero que JungKook no desaparezca. El único malo aquí es usted, deme permiso para pasar a aquella habitación.– Exigió Jimin mirándolo fijamente, los ángeles lo miraron con temor pero Dios ni se inmutó. Nadie se movió de su posición, Dios estaba decidido a no dejarle pasar. – Si usted es tan bueno como todos dicen ser, deme permiso. – Murmuró Jimin armándose de valor para acercarse a aquel hombre a la espera de que pudiera llegar a la habitación en la cual estaban algunas cosas que se utilizaban para los rituales de invocación o para hacerle ofrendas a JungKook, pero las cosas no estaban fáciles para el menor, no lo dejarían pasar a aquel lugar.

– Tal vez no soy tan bueno como dices, ríndete Jimin somos 8 contra uno, esta vez yo ganó vete a casa a ver a tu madre y sean felices, Dios pronto los premiara con una mejor vida y después todo esto será un simple mal recuerdo. – Los ángeles que estaban detrás de Dios, se pusieron en guardia de la nada. Jimin los observó uno a uno asustado comenzando a pensar pero en aquel momento la mano de alguien llamo su atención, se volteo para ver de quién se trataba y dio un salto del miedo que sentía. Atrás de el habían cerca de 15 sombras negras las cuales venían de parte de Jeon JungKook y Mark Tuan, eran demonios del infierno y estaban dispuestos a dar la lucha contra aquellos Ángeles y hasta con Dios. – Veo que JungKook te quiere demasiado como para mandar a sus demonios a cuidarte. – Se escuchó una pequeña carcajada de parte de Dios seguida por algunos ángeles, los demonios que estaban detrás del menor gruñeron fuertemente llamando la atención de Jimin.

– JungKook es una mejor persona que usted. – Murmuró el menor, caminó lentamente hasta donde estaba la puerta custodiada por dos ángeles y Dios. –Me deja pasar por las buenas o aquí habrá una pelea.– Habló intentando no demostrar miedo, la verdad es que Park Jimin era un chico que le temía hasta a una mosca, no se consideraba a alguien valiente y eso estaba bien ya que según su madre lo hacía ver mas tierno de lo que ya era.

–Jamás pensé que dirías algo así Jimin, te había observado desde hace tiempo y nunca te vi faltarle el respeto a alguien mayor mucho menos a alguien como yo, tu Dios.– Uno de los Ángeles estiró su mano para tocarlo y rápidamente uno de los demonios le agarro la mano alejándola. –Si hay que pelear pues que suceda, Jimin.– Dios hizo una seña con su mano y varios ángeles se abalanzaron contra los demonios quienes contraatacaron perfectamente.

Jimin observó a sus alrededores como los demás peleaban y luego miró hacia donde estaba Dios pero este ya no estaba, atravesó la entrada que daba al pasillo y lo vio entrar hacia la habitación donde estaban las cosas que necesitaba. Se inundo de miedo pero aún así corrió para alcanzarlo, antes de llegar a la puerta la voz de su amado lo hizo poner nervioso y corrió mas fuerte hasta llegar a la puerta. Dentro de la habitación estaba Dios mirando fijamente a quien era el Diablo. Mark lo tomo por los hombros justo cuando quería entrar e interrumpir lo que fuera a suceder.

–¿Qué haces? Atacarán a JungKook, suéltame.– Pidió Jimin intentando que aquel chico casi de su mismo porte lo soltara.

–La pelea es entre ellos Jimin, ya hiciste mucho y se te agradece. Gracias a ti aun hay gente que cree en JungKook y no se ha debilitado del todo.– Murmuró el asistente cerca de su oído. Jimin se quedó observando a JungKook quien no se movía de donde estaba y mucho menos Dios, aquella sería una de las peleas más largas debido a que ninguno daría su brazo a torcer.

–JungKook... Por favor cuídate mucho... No quiero perderte.– Susurró Jimin para luego abrazar a Mark llorando. La puerta se cerró no dejando ver a los dos dioses dentro. La pelea comenzaría y el que muriera sería el perdedor.

Todo acabaría cuando uno de los dos dioses desapareciera para siempre sin dejar rastro alguno.


...

Nueva actualización!!! Ya estamos en la recta final y quiero agradecerles a esas personitas que siguen leyendo este fic a pesar de los años XD Y también agradecerle a la chica que me permitió adaptarla a pesar de que originalmente era mía xD pero pues, con la matanza de mi anterior cuenta u.u 

Los jamoneo muchísimo y cuídense mucho! Nos leemos en un próximo capitulo.

¿Señor Diablo? • [곡민]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora