Capítulo 1. ¿Simon Hizo o Deshizo?

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Shadyside
Lunes, 24 de septiembre de 1994
14:55
Daniela

El vídeo de un chico robando. Una pareja de amigos vendiendo droga. Una pareja homosexual. Esas fueron solo las novedades de la semana. Si lo único que conocieras del Instituto de Shadyside fuera la aplicación de rumores de Daniela Morgan, seguramente te preguntarías cómo es posible que la gente encuentre tiempo para ir a clase.

-Eso está pasadísimo de moda, Morgan- me dijo una voz por encima del hombro.

-Espera a ver la actualización de mañana- odio que me sorprendan leyendo Malas Lenguas, sobre todo si la que lo hace es su creadora, apagué la computadora y fui con dirección al salón de castigos.

-¿A quién vas a joderle la vida ahora, Daniela? -Kate me preguntó mientras yo seguía caminando.

Kate aceleró el paso para alcanzarme mientras yo me abrí camino por entre la marea de alumnos que se dirigía hacia la salida.

-Es un servicio público, no me culpes a mí por lo que publicaron en ese sitio web -dije, haciendo un movimiento con la mano para quitarle importancia.

-Tú le das clases de apoyo a Deena Johnson, ¿verdad? -me preguntó.

No me molesté en contestar al instante. Que tal vez yo esté cerca de la casa de Deena es tan poco probable como que a mí me crezca una conciencia por todo lo que estoy haciendo.

-Ellos se lo buscan, si la gente no fuera por ahí mintiendo y ocultando sus parejas y pasado, yo no tendría nada que hacer -los fríos ojos cafés de Kate se percataron de que mis pasos eran cada vez más rápidos.

-¿A dónde vas con tanta prisa? ¿A escaparte de la materia extracurricular otra vez? Ya tienes muchas faltas ¿no crees? -me dijo con enojo mientras seguía detrás de mí.

Ojalá. Como para reírse de mí, mientras estaba caminando, las voces a mi alrededor decían sobre la actualización de Malas Lenguas. Después, uno de mis compañeros de equipo se acercó y me dijo: «Ha venido Evan».

Yo no respondí solo asentí la cabeza como respuesta. Claro que sí. El guapísimo atleta matemático, algo mucho menos contradictorio de lo que uno podría pensar; estudiar y ser atleta no es fácil, pero para este chico sí, tiene la manía para a aparecer en los entrenamientos solo los días que yo no puedo ir.

Después de la pequeña plática con mi compañero de equipo, sentí como Kate se posicionaba a mi lado y respondí su pregunta

-La verdad es que no-respondí. Como regla general, y más últimamente, intento compartir con Kate tan poca información como me sea posible.

Empujamos las puertas metálicas verdes para acceder a la escalera trasera, una especie de frontera que separa la mugre que cubre el edificio original del Instituto de Shadyside de su luminosa y espaciosa ala nueva.

Cada año hay más familias ricas que huyen de la carísima Sunnyvale y se mudan a Shadyside, situada a una hora y media de camino, con la esperanza de que lo que ahorran en gastos les sirva para pagar un colegio que no gotee en las paredes y suelo cada que llueve, pero están en Shadyside, esperan mucho de un pueblo con una maldición y una escuela que parece basurero.

Para cuando llegué al laboratorio del profesor Isaac, en la tercera planta, Kate seguía detrás de mí, así que me giré a medias con los brazos cruzados.

-¿No tendrías que estar en otro lado?-me preguntó.

-Sí, en la sala de castigo-respondí.

Ella estaba esperando a que yo caminara de nuevo. En lugar de eso, me vió agarrar la manija de la puerta y rompió a reír.

Alguien Está Mintiendo [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora