Lunes 24 de septiembre
15:25
SamKate, Simon y Josh estaban hablando con los profesores, pero yo no podía.
Me di cuenta de que necesitaba a Deena.
Saqué el teléfono de la mochila para escribirle un mensaje, pero las manos me temblaban sin parar, así que, en lugar de escribirle, le llamé.
—¿Sam? —respondió al segundo tono. Se escuchaba sorprendida.
No solíamos hablar mucho por teléfono. Ninguno de nuestros amigos sabe de nuestra relación, solo Josh.
A veces, cuando estoy con Deena y su teléfono suena, me lo enseña y bromea diciendo: «Soy muy solicitada». Por lo general es su hermano.
—Deena —es lo único que conseguí decir antes de empezar a sollozar. Josh aún me rodeaba los hombros con el brazo, era lo único que hacía que aún estuviera en pie.
Lloré demasiado, por lo cual me era imposible poder hablar, así que Josh me quitó el teléfono.
—Oye, Deena, soy Josh —dijo con un tono que denotaba su preocupación —¿Ya le dijiste a su familia? —solo escuche que Deena le dijo que sí —¿Puedes venir ya? No ha pasado nada, pero Sam está muy afectada por lo que pasó. No, ella está bien, pero... de Daniela no sabemos si está bien —las palabras de Deena no se escuchaban y apenas podía entenderlas.
Kate se dirigió hacia la profesora Abigail, quien es la que se encontraba más cerca de nosotros.
—¿Hace falta que nos quedemos aquí? ¿Nos necesita para algo? —las manos de la profesora Abigail se enredaron entre sí.
—No lo sé, no, no creo que sea necesario —respondió—. ¿Le contaron a los enfermeros lo que pasó? ¿Daniela bebió agua y sufrió una alergia? ¿Fue así? —Kate y Simon asintieron a la vez—. Es muy raro. Le tiene alergia a los cacahuetes, claro, pero... ¿Están seguros de que no comió nada?
Josh me devolvió el teléfono y se pasó una mano por su cabello castaño.
—Creo que no, lo único que hizo fue beberse el agua del vaso y luego cayó al suelo—dijo Kate.
—Tal vez fue algo que comió en el receso —dijo la profesora Abigail—, puede que sea una reacción que tardó en hacer efecto —miró el salón y sus ojos se posaron en el vaso de Daniela, el cual todavía estaba tirado en el suelo—. Supongo que debería guardar esto, de todas maneras alguien necesita revisarlo —añadió, pasando por delante de Kate para recogerlo.
—A mí me gustaría irme —dijo Kate de repente, secándose las lágrimas de las mejillas—, no puedo estar más aquí. ¿Le parece bien si la acompaño? —preguntó Kate. La profesora Abigail asintió—. ¿Tengo que volver después?
—No, está bien, Kate, estoy segura de que se pondrán en contacto con
ustedes si necesitan algo. Ahora, vayan a sus casas y actúen con normalidad. Daniela está en buenas manos —se acercó un poco más a nosotros y, con un tono más suave, añadió: —Lo siento mucho, debe ser horrible —sin embargo, lo dijo mirando casi exclusivamente a Josh.Josh no apartó el brazo de mis hombros mientras me acompañaba. Era agradable. No tengo hermanos –solo un hermanastro–, pero, si lo tuviera, supongo que sería como él, me cuidaría como él lo hace.
A Deena no le hace mucha gracia que esté con su hermano, pero nos llevamos bien. Me recosté sobre su hombro mientras pasábamos junto a los carteles de la supuesta maldición del pueblo, los cuales estaban ahí desde la semana pasada.
Josh empujó la puerta principal y, afortunadamente, al otro lado estaba Deena. Me derrumbé en sus brazos y, durante un segundo, sentí que todo iba a ir bien.
Nunca olvidaré la primera vez que vi a Deena en el baile nocturno del primer año de instituto: ella tenía su cabello rizado y aún no había entrado a la banda de la escuela ni había encontrado a sus amigos Kate, Simón y Daniela, pero un solo vistazo a esos labios perfectos y esos ojos negros como la noche de aquel día me bastó para saber que era para mí. Es una suerte que, con su cambio físico, se viera aun más guapa.
Acarició mi cabello mientras Josh le explicaba en voz baja lo que había pasado mientras ella no estaba.
—Espero que todo esté bien —dijo Deena.
—Venga, vamos a casa —Josh se fue solo en la parte trasera del auto.
De repente me sentí culpable de no haber hecho nada más por Daniela y más cuando ella estuvo para mí.
Josh venía hablando con su hermana del nuevo videojuego que se compró, pero por su tono de voz, sé que está tan afectado como yo, solo que él lo disimula mejor.
Me acomodé en el coche de Deena y observe cómo el pueblo pasaba a nuestro lado como una película mientras ella conducía un poco –demasiado– deprisa.
Vivo a kilómetro y medio de su casa, así que el trayecto fue corto, pero tengo que prepararme para la reacción de mi mamá. Estoy segura de que ya se enteró de todo, sus fuentes de información son muy misteriosas, pero infalibles.
Por supuesto que, cuando Deena estacionó el auto en la entrada, ella ya estaba de pie en la entrada. Era capaz de intuir lo que iba a pasar. Aparte de que no le gusta nada mi relación con Deena.
Esperé hasta que Deena me abriera la puerta para salir, me despedí de Josh –quien estaba en la parte trasera del auto– y luego me bajé de este llendo hacia donde estaba mi madre.
—¡Sam! —su preocupación era puro teatro. Estiró una mano cuando empezamos a subir los escalones de la entrada y me acarició el cabello —Cuéntame qué ha pasado.
—No tengo ganas —respondí. Y menos ganas tuve cuando vi que el novio de mi mamá estaba en el marco de la puerta.
—No pasa nada —murmuró.
—Hola, señora Salinas —saludó Deena cuando llegó con nosotras. Mi madre usa el apellido de su segundo marido, no el de mi padre —. Voy a acompañar a Sam a su habitación. Ha sido horrible. Luego se lo contará cuando ella esté más tranquila —siempre me sorprende que Deena hable con mi madre como si fueran amigas.
—Claro, gracias —contestó sonriendo con desprecio. Mi madre opina que Deena es mala influencia para mí; lleva diciendo eso desde el segundo curso del instituto, cuando ella empezó a estar con Simon y Kate, yo me quedé igual con ella sin importarme sus pensamientos.
Cuando era pequeña, mi madre solía inscribirnos a un campamento llamado Nightwing, ya que ella fue de adolescente, pero el resultado siempre era el mismo: me regresaban a las pocas semanas de empezar. No es que eso sea malo, pero mi mamá no tenía tiempo para cuidarme, por eso me enviaba a ese lugar.
Mi madre fracasó, también está fracasando en un matrimonio de apenas dos años con un marido que acaba de dejar la Facultad de Derecho; apenas pasa tiempo con ella y ni se diga conmigo.
—Lo siento —le murmuré a Deena mientras subimos las escaleras—, no estoy nada bien. Deberías haber visto a Kate y a Josh, ellos si hicieron algo. Y Simon... por Dios, nunca habría pensado que Simon podría hacerse cargo de algo así como lo ha hecho. Yo fui la única inútil ahí.
—Shhh, no digas eso —me dijo Deena, hablándome al oído—, sabes que no es verdad —lo dijo con determinación, porque ella solo ve lo mejor de mí.
Si algún día eso cambia, la verdad es que no sé qué haría.
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Alguien Está Mintiendo [En Pausa]
Mystery / ThrillerUn asesino, un pueblo unido por una maldición. La bruja Sarah Fier ha regresado, seis amigos intentarán romper la maldición pero aún hay más que contar, dos supervivientes, dos hermanos sheriff, una llamada, una nota, dos romances y dos muertes ¿Y s...