El Famoso Desconocido

Al monte San Macareno

- Volví - le dije a Jeremy cuando literalmente había vuelto -. ¿Por qué me miras así?
- ¿A-así cómo? - tartamudeó mientras su cara se tenía de rojo -. ¿Qui-quién era?
- Oliver.
- Desarrolla.
- Un amigo, ya está, ¿Qué te pasa? - pregunté confusa.
- Nada - dijo sin evitar esbozar una sonrisa mientras se relajaba.
Hubo un pequeño rato de silencio en ese momento, muy incómodo por cierto.
- Creo que es mejor que me vaya yendo a casa... - comenté un poco roja.
- ¿Qué? ¿Por qué? ¡No! Aún son las siete.
- Pero...
- Venga... Hazme conocer mejor este sitio...
- Bueno...
Le llevé a un monte, el San Macareno, a una zona cerca del faro donde hay mesas de picnic.

Nos apeteció jugar al UNO, y yo le conté, como curiosidad, que para los de habla inglesa, el juego no se llama "one" si no que posee el mismo nombre que en español.
Dejamos claro las reglas (con cada persona juego distinto y no es plan de que me digan que hago trampas) y comenzamos a jugar.
Cuando nos aburrimos íbamos 5-2, ganando yo.
- Se te da bien - me comentó.
Estuve a punto de darle las gracias, pero al final me decanté por decir:
- Lo sé.
Cosa que fue un error, porque miro triste hacia las cartas que estaba guardando.
Le levanté la cara con el dedo y, ahora sí, dije:
- Gracias - sonriendo.
Y tras tres extraños segundos, me aparté.
Recogimos y fui a enseñarle una calle para bajar el monte que me parece muy bonita.
Dicha calle era rica en zarzamoras y en gatos que se dejaban mirar, con unas preciosas vistas al mar.
Había un desvío para seguir bajando o ir hacia el otro lado (dónde al final del camino solo había un banco) y como yo me giraba hacia el de la bajada, Jeremy me dijo:
- ¿Qué hay en el otro lado?
- Nada, solo un banco donde la gente va a morrearse, sí bien es cierto que el lugar es muy bonito y romántico.
- ¡Vamos! - dijo corriendo por el sendero del banco.
Me subió un escalofrío mientras me ponía roja.
- ¿Qué? - exclamé persiguiéndolo.