Una larga noche

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Es la noche uno de mis peores miedos.
Es ese momento en el que te invaden los pensamientos.
Normalmente cuando estoy en la cama pienso en situaciones románticas con mis crushes, pero a veces hay pensamientos intrusivos que no te dejan pasear sobre un caballo blanco, mientras las flores de un hermoso cerezo caen sobre tu pelo, junto a Scott Trace.
Ahora ni siquiera estoy en la cama, simplemente tengo puesta una serie de Netflix mientras hago bocetos en mi sketchbook, pero ni siquiera sé de qué están hablando en la serie, mañana seguramente tenga que rebobinar algunos capítulos.
Sam...
Se me cristalizan los ojos y levanto la vista hacia la serie.
Van todos de negro, llevando un ataúd.
Recuerdo que ya sabía de la muerte del personaje porque en realidad se debió a la muerte del actor.
Es ahí cuando rompo a llorar, cuando el pensamiento de que Sam pueda no sobrevivir aborda mi mente.
Entonces es Jeremy quién se cuela en mi cabeza, su abrazo en el bus, y no puedo evitar sentirme más reconfortada. Realmente me sentó bien ese abrazo, me transmitía la energía de «sé por lo que estás pasando», no sé si porque realmente lo sabe o porque es un buen actor, pero me decanto por la segunda.
Es tarde, así que recojo, me pongo el pijama, bajo la persiana, hago un último pis y me echo a la cama.
Parece que estoy realmente cansada, porque ningún pensamiento reside en mi mente y puedo dormirme enseguida, tranquilamente.

Bueno, miento.
Rápido sí.

Tranquilamente no.

El Famoso DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora