Agresividad

34 6 0
                                    

Todos los shinobi activos que sirvieran a Konoha, y ninjas aliados residentes, ocuparon sus puestos de defensa en la muralla, pero varios escuadrones se desplegaron al exterior para interceptar el ataque enemigo antes de que este llegara a la aldea. Tan solo unas horas después de que el equipo de misión pacificadora regresara con la noticia de su fallo, ya tenían la información sobre las posiciones de los escuadrones enemigos y se apresuraron a sofocar todo movimiento hostil.

—Mierda —se quejó Shibi Aburame mientras recibía a los insectos que habían adelantado camino para hacer una exploración —. Llegaron a Genbaku —dijo levantando la voz para que todos pudieran escucharlo.

—Van más rápido de lo que habíamos calculado —dijo Hayashi aumentando su velocidad junto con algunos más.

—Es un escuadrón pequeño, Hokage-sama tenía razón, estos son los distractores, hicimos bien en fragmentar la división original —agregó Hizashi dejando descansar su técnica ocular después de haber confirmado que el número de enemigos apenas era superior a veinte. Shibi solo asintió permitiendo a sus insectos regresar a su cuerpo.

Genbaku era una pequeña aldea dedicada a la siembra de trigo, en menor medida de alfalfa y cebada también, suministraba todo el consumo de estos cultivos a Konoha y ofrecía, además, muchos trabajos bien remunerados para la protección de los viajes de comercio a otras rutas y aldeas. Aunque se encontraba a unos dos días de distancia a marcha forzada, era la población más cercana a la aldea ninja.

Los ninjas ya estaban a solo unos cientos de metros, podían ver asomándose por entre el follaje del lindero del bosque las dos torres que conformaban el silo de grano más grande de la región, cuando claramente se escuchó una explosión. La estructura de madera y metal empezó a colapsar con un estrepitoso crujido que los obligó a apresurarse temiendo el peor de los escenarios.

—¡Hayashi! ¡Si llegas solo, conseguirás que te maten! —gritó el líder del escuadrón al verle ir más deprisa. Kuromaru gruñó rogándole que esperara al resto de los chicos, que solo era una diferencia de veinte metros, pero podía resultar crucial si los emboscaban. Sin embargo, el ninja no le escuchó, por el contrario, continuó más rápido hasta entrar en la aldea.

Todo era silencio y aparente tranquilidad, pero su nariz no se dejaba engañar, siguió el rastro del olor metálico de la sangre conduciéndose por las calles desiertas. No había fuego, no había destrozos de ningún tipo, solo un vacío agobiante en esa madrugada helada que incluso podía dar la impresión de que todos dormían tranquilamente en sus casas.

El silo había caído por completo y el polvo levantado hacía la función de suave niebla que impedía la visión claramente.

Kuromaru volvió a insistir en esperar a los demás, pero dejó de hacerlo en cuanto sintió con toda claridad que lo único que había dentro del hombre en esos momentos, era una creciente desesperación que se tornaba en furia. Quería llegar a tiempo, quería hacer algo bien tras el estrepitoso fracaso con el que había regresado a la aldea apenas unas horas antes.

Pero la rueda de la fortuna seguía siempre un camino incierto, incomprensible y cruel. A veces, el esfuerzo no hacía más que precipitar las cosas que, de cualquier modo, iban a llegar. Los acontecimientos de una guerra nunca resultaban tan heroicos como se retrataban en los libros o cantares y la realidad golpeaba hasta hacer doler; frente al silo destruido yacían en filas los campesinos que vivían tranquilamente en ese lugar.

La primera línea era de hombres, la segunda de mujeres, la cuarta de ancianos y la quinta... la sexta estaba conformada por pilares de madera sobre los que colgaban los cuerpos medio desmembrados de un pequeño escuadrón de Konoha que montaba guardia ahí, ellos habían notado el movimiento y pedido refuerzos a la villa. Kuromaru desvió la mirada de ellos, conocía a dos, pero en ese momento lo que había hecho estallar a su compañero humano, era la quinta fila.

AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora