El Mundo Entero.

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Me senté ahí.
Esperando a que la catástrofe ocurriera, que el mundo se detuviera y dejara de girar, el escándalo conmigo en primera fila.

Me quedé ahí.
Y pude retenerlo, creí que podía detenerlo.

Las personas pasaban de frente, sonrientes y animadas, nadie quería detenerse a ayudarme a cargar ese peso.

Me sentía como si estuviera sosteniendo el mundo entero.
Mis brazos se cansaron y deje de sentirlos.

Un peso tan grande para una niña tan pequeña.

La última persona pasó mientras el sol se ocultaba.

El último rayo de sol ese día.
El último rayo de sol de esa vida.

Entonces bajé los brazos y dejé que me aplastara.

Bajo ese peso no sentía nada, aún cuando escuchaba los sollozos de mi madre, gritándole al cielo por quitarle a su hija.

-Lyn

El Placer de no Pertenecer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora