El Placer de no Pertenecer

Te esperé.

Yo te esperé.
Te esperé el primer día mientras veía el té enfriarse y las horas pasar.
Te esperé la primer semana mientras el lunes se convertía en jueves, y el frío de invierno me hacía extrañarte.
Te esperé los primeros meses, esperé que volvieras mientras sentía el clima cambiar, y recordaba lo mucho que dolía sentirte cambiar a ti.
Te esperé mientras veía mi cabello crecer y pasar mis hombros. Te esperé cada noche, en cada sueño, y esperé recibir tus "buenos días" cada mañana.
Te esperé hasta el primer año, cuando al verme al espejo me fue imposible no pensar que me hubiera gustado que me vieras cambiar, pero logré entender que ya no estarías más, y entonces dejé de esperarte.