Veo los ojos de mi primo sin vida, es la primera vez que mato a alguien y tuvo que ser mi primo.
Me agacho enseguida le cierro los ojos, tomo su mascara y la guardo en la mochila, me quedo ahí unos cuantos minutos pero no tantos por que aunque me duela en el alma, me tengo que estar moviendo cada cierto momento para que nadie me vea.
Me levanto del piso y parto a la misión de ir a buscar a mi hermano en ese campo de refugiados, sigo caminando por la calle, doblo a la derecha y me topo con una docena de infectados caminando como zombies, en teoría se parecen mucho por que caminan hasta que no pueden más y les sale sangre en todas las partes del cuerpo.
Trato de tomar vuelo y corro lo mas rápido entre ellos, paso entre docenas de estos, algunos tirados en el piso, arrastrándose e inmoviles.
Paso a la siguiente calle, pero algo me incomoda, me inspecciono y encuentro un rasguño en el brazo.
Pienso en el botiquín de inmediato y recuerdo que se lo he dado a el soldado compañero de mi primo, no puedo morir tengo a mi hermano esperándome, no le puedo fallar a mi mamá ni a él.
Trato de divisar una ambulancia o un hospital, para sacar vendas y desinfectante. Encuentro una ambulancia chocada unas calles mas adelante, llego lo más rapido que puedo, abro las puertas traseras de este y me encuentro dos cuerpos llenos de moscas, el olor a putrefacción me llega a las narices de golpe.
Hago un esfuerzo para no oler pero es casi imposible, localizo el botiquín que esta entremedio de los cuerpos, voy de las puntillas de los pies para no tocar los cuerpos, pero la ambulancia se inclina un poco gracias a mi peso y caigo encima de uno de los cuerpos.
Es increíble el olor que pueden llegar a tener los cuerpos en descomposición. Me levanto de un salto y voy en busca de el botiquín para mi herida.
Llego hasta él, lo abro saco una botella de alcohol y unas vendas. Abro la botella me los rocío sobre el área afectada, el ardor es increíble y no evito emitir un gemido. Desenrollo la venda y me la pongo en el brazo.
Siento un alivio al terminar de curar la herida. No pasan ni diez segundos y la ambulancia se rodea de incontables infectados como una turba de zombies.
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Epidemia
Science FictionJim es un niño de 15 años, no estaba preparado para algo así, nadie lo estaba. La epidemia que silencio al mundo lleva dos años en pie... no hay nadie sano o eso creía él. Supervivencia, aventura, suspenso. Un libro que trata sobre la desesperacio...