Capítulo4 "Inicia la aventura"

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-Mayo e Invictor siguieron a la doctora al lugar del que había desaparecido la esmeralda. Para poder entrar, desactivó los rayos infrarrojos mediante un escáner de retinas, tras lo cual tuvieron cinco segundos para cruzar la puerta antes de que esta se cerrara de nuevo.

      -Doctora, ¿por qué no habéis activado toda esa seguridad antes? Así el profesor Malus... ¡ouch! -se quejó Invictor después del pellizco que le dio Mayo para que guardara silencio.

      -Hubiera sido una buena idea y ese era nuestro plan, pero la esmeralda se encontraba en proceso de estudio y por eso estaba expuesta y los rayos infrarrojos desactivadas Por desgracia, nuestra tecnología no es tan avanzada como la que ha fabricado el profesor Malunfus y cada una de nuestras investigaciones tarda más tiempo. Él lo sabía y vio una oportunidad de oro mientras la esmeralda estaba sin vigilancia.

      En ese momento, las luces automáticas se encendieron Los chicos vieron vitrinas repletas de piedras preciosas. Ante ellos todo brillaba: pequeñas esmeraldas, rubíes esculpidus en forma de gota, diamantes de todos los tamaños, zafiros cuadrados... Había demasiadas para poder contarlas.

      Parecía la cueva del tesoro de un pirata o de los ladrones de Las mil y una noches, de un villano de cómics... o una joyería. El caso era que nunca habían visto tantas gemas juntas.

      -Como os había dicho, nuestro laboratorio estudia piedras preciosas -explicó la doctora Cefrina-, pero puedo aseguraros que la esmeralda sagrada tiene más poder que todas las que veis aquí. No os he traído solo para enseñaros nuestra colección, sino para que veáis algo mucho más importante..... ¡aquí está! -exclamó-, ¡El mapa de la selva!

      -¿El mapa? -preguntaron los dos chicos al mismo tiempo.

      -Claro, el mapa. Lo necesitáis para llegar a la pirámide donde el cazatesoros halló la piedra. Cuando se la vendió al científico que la trajo, también le dio el mapa. Dijo que no quería tener nada que ver con esa esmeralda.

      -¿Tan peligrosa es, doctora? ¿Por qué ni siquiera conservó el mapa para volver a por la otra mitad y venderla? -pregunto Mayo. Él había visto muchas películas sobre cazatesoros y sabía que ninguno dejaría escapar una oportunidad así.

      -Estoy segura de que presintió que tendría muchos problemas si regresaba a la pirámide. Chicos, los científicos creemos en la ciencia y no en las maldiciones, pero también sabemos que de ese lugar emana una energía que desconocemos. Parece que la piedra no quiere ser liberada de su letargo.

      Invictor y Mayo palidecieron. Si la doctora Cefrina les decía eso era porque de verdad se trataba de una aventura peligrosa.

      -¿Estáis totalmente seguros de que queréis ir? -les preguntó y ambos movieron la cabeza en señal de afirmación-. Entonces no hay tiempo que perder. Acabo de dar las indicaciones necesarias para que iniciéis el viaje.

      Los tres salieron del edificio y se dirigieron al aparcamiento. La doctora Cefrina les dio el mapa: estaba dibujado sobre algo parecido a un papiro pero más resistente, como de cuero; la ruta tenía forma de serpiente y comenzaba desde un lugar en medio del mar hasta la pirámide, que era su objetivo.
En una parte estaba dibujado el camino por la selva y en otra más pequeña había algunas grutas y cavernas. Les llamó la atención que había dibujos de sirenas y tiburones, Mayo susurró que tal vez se trataba de adornos porque el mapa era muy antiguo, a lo que Invictor contestó que podían ser reales, ya que la esmeralda haría lo que fuera para que nadie se la llevara de las pirámide.

      -Esto también OS ayudará -dijo la doctora Cefrina, dándoles un GPS  del tamaño de un móvil-. Tiene batería suficiente y un botón de emergencia que tendréis que activar una vez que tengáis la otra mitad o necesitéis ser rescatados. Requerimos ayuda tecnológica para llegar a la pirámide y sacar la esmeralda.

Invictor y Mayo en busca de la Esmeralda perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora