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El silencio reinaba en el lugar, todos esperaban una respuesta de lo que acababa de decir Hope.
—¿A qué te refieres con hermano Hope?—preguntó confundida Hayley.
Soltando un suspiro Hope contestó.—Es una historia para después mamá, ahora tenemos que salvar a unos niños.
Y con eso dicho se dio la vuelta y empezó a caminar. Todos voltearon a ver a Anastasia esperando una mejor explicación que eso, pero la única respuesta que obtuvieron fue un levantamiento de hombros y siguió a su amiga.
Por último recurso sus miradas se dirigieron a Marcel.
—Ya escucharon a mi hermana andando.—con una sonrisa siguió a las chicas.
Dejando confundidos a los 4 adultos qué no les quedó de otra, que seguirlas.
—Supongo que te embarcas en este viaje ¿por la bondad de tu corazón?—preguntó Klaus a Marcel con sarcasmo mientras ambos seguían a todos desde atrás.
Marcel puso los ojos en blanco como respuesta,—Hay niños con problemas, —contestó el vampiro mientras se giraba para mirar al original con una mirada punzante,—Mi hermana incluida.
—Sabes que me encantaría saber por qué mi hija te considera un hermano —la irritación en sus rostro era notable.
Pero no obtuvo respuesta alguna pues ya habían llegado a su destino.
Todos observaron desde la línea lateral, ocultos tras los árboles, cómo un hombre salía al claro en dirección a cinco brujas vestidas con capas negras frente a un altar en el que habían depositado a los cuatro niños desaparecidos que estaban cubiertos de telas.
—Ahora que has regresado, hermano, —habló la bruja líder mientras el hombre se dirigía hacia ellas,—. Puedes unirte a nosotros mientras reclamamos nuestro poder. Nuestro legítimo lugar—continuó la bruja.
Hope y Anastasia fruncieron el ceño, compartiendo una mirada mientras observaban el intercambio, vieron cuando Vincent, Elijah y Hayley estaban al otro lado del claro, también ocultos tras los árboles.
—¿Estás preparado para demostrar tu lealtad al Vacío? —le preguntó la bruja, obteniendo como respuesta un cortante asentimiento del hombre.
—Sé lo que tengo que hacer. No tengo miedo, —afirmó el con firmeza.— Deberíamos empezar,—respondió el brujo mientras levantaba el gran cuchillo que tenía en la mano.
