ᴄᴀsɪʟʟᴇʀᴏ

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Hoy, frente a mi casillero, estaba sacando algunos libros que me serían utilices para mí próxima asignatura, los audífonos llenaban mis oídos de música, watermelon sugar resonaba haciéndome mover la cabeza al ritmo de la música, y me sentía extrañamente tranquilo en ese momento.

Hasta que, sin darme cuenta, comencé a escuchar la música más lejana, sentía a alguien detrás de mí, y el olor que me cubrió fue bastante nostálgico y me recordaba... Ahí fue cuando me di cuenta, que tú, Emilio, me quitaste los audífonos.

Me asusté, por supuesto que lo hice, soy igual o peor de miedoso que Andrés.

- ¡¿Qué haces?! ¿Por qué me los quitas? - Tal vez te lo pregunté con demasiada fuerza, ciertamente no estaba de buen humor, me levanté con el pie izquierdo recordando que ayer fue el cumpleaños de mi fallecida madre. Esa mujer que solo me juzgó a lo largo de mi vida, que me golpeó injustamente y me desalojó de dónde se supone era mi casa, solo por tener un hijo gay.

Todavía me duele, pero es inevitable no tenerle, aunque sea, un poco de cariño.

Por otro lado, tú solo me miraste sorprendidoy extrañado, aún con mis audífonos en mano.

- Lo siento, solo quería hablar - Dijiste en voz baja, entregándomelos.

- Joder, no era necesario quitármelos... - Susurré, guardándolos en el bolsillo delantero de mi pantalón.

Luego caí en cuenta que eras tú quién me hablaba, y tú quién después de mucho tiempo se acercaba. Fingí una pequeña tos, para luego desviar la mirada de tu persona, hacía cualquier maldito lugar

- ¿Qué pasó?

- No era nada importante... Sólo quería que me acompañaras a un lugar.

- ¿Ahora?

- Sí... Ahora. Caminamos por la universidad, mi momento de descanso te lo robaste tú haciéndome pasear por todo aquel campus sin aparente motivo.

- ¿Qué quieres lograr con esto? - Pregunté confundido sin saber por qué lo hacíamos. No te hablé desde el momento en que me dirigiste al campus, me separé lo suficiente como para no estar contigo, en ningún momento te miré, pero logré sentir tu mirada. No decías nada tampoco, y aunque intentara iniciar una plática casual, yo me sentía demasiado tímido como para hacerlo. Demasiado complicado.

- Solo quería pasar tiempo contigo.

Detuve mi caminata inmediatamente, ¿Qué era esto? ¿Una especie de juego? Por la mierda, sé que yo te ignoré primero, pero... ¿Qué jodidos intentas luego de más de un mes sin hablarnos?

- Yo no tengo tiempo para esto, Emilio- Le dije con una mueca en el rostro. Moví mi mano de un lado a otro dando por zanjado el asunto y me di la vuelta para así caminar nuevamente hacia el establecimiento. Tu mano en mi brazo me detuvo completamente. ¿Por qué me acuerdo de esas películas románticas? ¿Qué acaso no sabes diferenciar entre la fantasía y la realidad? En mis fantasías eres mi pareja, y juntos, día a día, disfrutamos las tardes juntos, nos besamos bajo la luz de la luna y sonreímos con prontos enamorados. En mi realidad, eres mi amigo, uno que no conoce mis sentimientos, y que inconscientemente me lastima. En mi sueño eres mi realidad. Pero en mi realidad somos un sueño.

- ¿Qué ocurrió con nosotros? - Me preguntaste aumentando, tan solo un poco, la fuerza de tu agarre en mi brazo. Me tardé, y tú igual, yo lo hice en contestarte y no lograr de alejarme de ti a tiempo, y tú lo hiciese al no darte cuenta lo mal y débil que me siento cuando estoy contigo.

- Nada. Frunciste el ceño confundido, sí, yo también lo estoy si te lo preguntas. Siempre lo he estado.

- ¿Cómo que nada? Un día de repente dejas de hablarme y me ignoras, ¿Qué mierda te pasa? ¿Estás bien?

- Sí, lo estoy. - Estoy completamente seguro de que mi respuesta sonó titubeante y que se notaba hasta en lo más profundo de mí lo nervioso que estaba, pero... Supongo que valía pena intentarlo.

- ¿Por qué me mientes? ¿Ya no confías en mí?

¿Por qué siento que preguntas aquello con dolor? Nunca confíe en ti... O eso creo.

Si lo hubiera hecho, desde un principio te hubiera dicho lo que siento por ti, porque sabría que nunca te burlarías de mí, porque sabría que me cuidarías, que tratarías no de lastimarme... No... eso no es lo que pienso de ti.

Estoy mintiendo descaradamente. La verdad, solo soy un pesimista que, cada vez que imagina su confesión, solo terminará aún más lastimado de lo que ya está. Por ahora, solo pienso que lo único que lograrás si te digo la verdad, es alejarme, odiarme como la mayoría lo ha hecho, y está vez, si tendrás justificación para ignorarme y olvidarme.

Tengo miedo.

Trata de entenderlo.

No puedo confiar en lo que pasará luego de confesar que me gustas.

- No, Emilio. Debo irme ahora - Zafé mi brazo y me di la vuelta.

Quiero escapar. Quiero huir del problema, como debí haber hecho desde un principio.

-¿Qué mierda ocurre contigo? ¿Por qué ahora ya no confías en mí? - Me recriminaste exasperado. Estabas enojado.

Me quedé callado, él estaba atrás mío, podía escuchar su fuerte respiración, sentía de alguna manera su pesar, pero, aún así, no dije nada y me fui.

Quiero olvidarte, déjame hacerlo.

Ella ||•Emiliaco [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora