El perro

Capitulo 18

No pasó mucho tiempo cuando sesshomaru por fin pudo escuchar un gran auto blanco haciendo mucho ruido. Era un sonido atronador y molesto, pero aun así no se apartó de kagome, mostró sus colmillos en amenaza cuando vio a un par de personas bajándose de ese auto y fue aún peor cuando vio que estaban acercándose a kagome

Lanzó un par de mordidas y gruñó con fuerza mientras se posicionaba encima de kagome teniendo cuidado de no pisarla. Todo su cuerpo estaba tenso y su pelaje estaba completamente erizado mostrando lo enojado y peligroso que estaba en ese momento

"si esto sigue así la mujer podría morir"

Uno de los paramédicos habló mientras miraba con preocupación a la mujer que estaba siendo protegida por el perro. Sesshomaru al escuchar las palabras del hombre extraño se detuvo y miró a kagome con sorpresa. Kagome que escucho todo intento calmar a sesshomaru, alzó una mano temblorosa y con cariño acarició el rostro de sesshomaru manchando su hermoso pelaje blanco de sangre

Sabiendo que todo podía empeorar si se rehusaba a dejar a kagome se movió lentamente quedando justo a su lado. Con calma lamió suavemente su mejilla antes de apartarse un poco mas dejando el camino libre a los paramédicos quienes al ver que se había apartado rápidamente corrieron a kagome. El simplemente se quedó quieto viendo todo lo que le hacían a kagome sintiendo su corazón palpitar rápidamente al ver que seguían tocándola y moviéndola

Su ansiedad y preocupación empeoró cuando kagome se desmayó en algún momento. Antes de que pudiera acercarse los tipos extraños la pusieron en una cosa extraña parecida a una tabla y la subieron al auto ruidoso yéndose rápidamente. Intentó seguirlos, pero empezó a quedarse atrás rápidamente ya que no era tan rápido como un demonio y tampoco tenía tanta resistencia. En algún punto se quedó solo en medio de la calle viendo como el auto ruidoso se perdía en la distancia

Quiso seguir el auto, pero ya estaba cansado, sus patas ya no se moverían más. Apretando los dientes con fuerza simplemente se dedicó a mirar el lugar donde el auto se había ido antes de darse media vuelta y volver a casa, obedeceria el último pedido de kagome. Su correa se arrastraba por el suelo ahora que kagome no estaba para sostenerla y eso lo hacía sentir aún más ansioso al escuchar el tenue sonido que hacía al arrastrarse por el suelo

Subió las escaleras del santuario y simplemente se adentro a la casa por la puerta trasera. Después del incidente del ladrón kagome le puso una puerta para perros. Camino hasta la habitación de kagome casi como si estuviera poseído y simplemente se quedó quieto en medio de la habitación sintiendo su corazón palpitar

¿kagome iba a morir? ¿Ella lo dejaría solo? Eso no podía ser, ella no podía dejarlo solo, en algún punto había empezado a caminar por la habitación mientras miraba al suelo. No sabia porque estaba tan molesto porque kagome lo dejara solo, pero solo sabía que odiaba la idea de no tener a kagome a su lado, quería seguir viéndola, le gustaba oler su aroma, ver su sonrisa y escuchar su voz. Ella le daba paz y alegría a su patética existencia canina

Apretando los dientes con fuerza se acercó a la cama de kagome solo para presionar su rostro contra la manta y tratar de calmar las emociones furiosas que consumían su corazón. No solo estaba asustado porque ella lo dejara solo había algo más, no sabía que era, pero podía sentirlo. Era una emoción indescriptible, cada vez que ella lo miraba se sentía cálido y amado

Cuando ese pensamiento llegó a su cabeza alzó su cabeza de golpe con las pupilas completamente dilatadas. Amado, él amaba a kagome, casi quería reír de incredulidad ante ese pensamiento tan patético, pero agradable. Pensó que no podría tener esa clase de sentimientos y menos a un humano, pero al parecer era más que capaz de sentirlos y eran demasiado fuertes. La amaba tanto que le dolía el corazón en ese momento, de solo pensar que ella podría morir lo hacía sentir asustado, un miedo que nunca había sentido antes