Louis nunca tuvo una opinión formada al respecto. No era que no quisiera hacerlo en realidad, la curiosidad, según su madre, siempre había sido una de sus virtudes y según su padre, un defecto peligroso.
La radio y la desgastada televisión de su hogar poco le dejaban saber de todos modos. En donde ese pequeño aparato de ondas solo sintonizaba un par de estaciones como el de las noticias locales, una de música del siglo pasado y otra de publicidad.
De vez en cuando se escabulliría en su bicicleta a la casa de Zayn al otro lado del pueblo para poder obtener una pantalla con más de diez canales, porque su familia tenía la contratación de ese cable por antena que le daban los beneficios de no solo tener la transmisión de telenovelas y noticieros comprados.
Aun así, él había estado ahorrando. A pesar de que su padre siempre le pagara por el trabajo hecho al final de cada semana, no significaba la gran cosa porque eventualmente terminaría gastado en mismos asuntos del hogar. Donde un día tendría que poner la comida, al otro el pago del agua y al siguiente la electricidad.
Su progenitor no era un mal hombre pero si un pésimo administrador de dinero. Que el negocio familiar siguiera con vida bajo su cargo significaba prácticamente un milagro, quizá de no ser por Louis y su sensatez este definitivamente hubiese ido a la ruina desde hace un tiempo.
Por lo que mantener dinero para si mismo en ocasiones no podía evitar que se sintiera, ligeramente egoísta. Quería un teléfono celular. Uno como los que los chicos de su edad tenían, con juegos y llamadas e incluso según palabras de algunos, música.
Es por eso que sus manos ya sienten un ligero picor por la combinación de aceite automovilístico con alguna especie de combustible, mientras continua trabajando el motor de aquella monstruosidad de pickup.
Los Sherley se la habían traído hace un par de días a su padre, con la premisa de que llevaba tiempo sin funcionar y que querían conservar una joyita de auto como aquel. Efectivamente esta tenía algunos problemas en el motor, suspensiones, y escapes. Él hombre no quiso aceptar un trabajo como aquel porque se quejó de que sería prácticamente imposible para alguien como él arreglar ese desastre. Agregando de que tomaría tanto tiempo hacerlo.
Louis lo tomó. Realmente se había comprometido a algo que no estaba seguro de poder lograr por el gran detalle de tener menor experiencia que su padre en la mecánica, quien al contrario llevaba prácticamente toda su vida. Sólo porque bueno, los Sherley eran una de esas familias adineradas del pueblo, a las cuales ni siquiera significaría algo importante en su economía el pagar monto extras por el bien servicio.
Y de todos modos, aquello se había vuelto una especie de asunto personal cuando, Anthony Sherley, el hijo alfa mayor de la familia dijo explicitamente con aires de desdén que "Sí este omega de verdad logra reparar esa carchacha yo mismo la utilizaré para ir a la escuela todos los días"
Por supuesto el casi olvida su actitud despectiva hacia él por el simple hecho de imaginar al chico más pretencioso del planeta transportandose en una barbaridad como lo era esa camioneta del 78, con enormes llantas y colores opacos, que a sus ojos es preciosa pero para un sujeto como él, sería lo peor que podría sucederle en la vida después de tener que trabajar.
La alfa de la familia solo había reído por las palabras de su hijo, pero se vio entusiasmada de que Louis hiciera un buen esfuerzo porque, vamos, ¿quién no quería ver al chico más presumido del pueblo en algo como eso? Entonces ella solo le deseó suerte y le dio un par de billetes por adelantado para lo que necesitara.
Sus ojos arden por la falta de luz en el taller. Es una lámpara pequeña que le acompaña a su costado mientras termina de dar un par de ajustes a los carburadores, cerciorandose de que estos queden perfectamente equilibrados.
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Moka pot Monday
FanficLas tres cosas favoritas de Louis pudieron ser las motocicletas, la hierba y la música hasta que contra todo pronóstico, Harry ocupó un lugar en su lista. omega x omega